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¿Qué hay detrás del intento de golpe de Estado en Bolivia? Análisis
Ayer, el presidente Luis Arce anunció la captura de 17 personas por los hechos del miércoles.
Redacción de El País y Agencia AFP
“Los hechos acaecidos en Bolivia tienen como telón de fondo los comicios que están próximos a llevarse a cabo en ese país, además de un fenómeno de altísima agitación política y social que ya lleva varios meses y al que se le ha sumado una crisis económica derivada de una escasez de dólares”.
Así analiza Juan Nicolás Garzón, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, las circunstancias en las que el miércoles se produjo un intento de golpe de Estado en contra del presidente Luis Arce, quien ayer anunció la detención de al menos 17 personas por esos hechos.
Sin embargo, el docente llama la atención sobre el hecho de que, pese a que existían denuncias de que una acción de ese tipo podía tener lugar, la revuelta liderada por militares terminó diluyéndose muy rápido “y algunas de las mismas fuerzas que intentaron dar el golpe de Estado acusan al Mandatario boliviano de ser el artífice de lo que ya se conoce como autogolpe”.
Por ello, en opinión de Garzón, en ese país se vislumbra “un panorama bastante complejo, en el que se ven amenazadas la institucionalidad y el orden constitucional”, además porque el expresidente Evo Morales sigue intentando presentarse de nuevo a elecciones, a pesar de negativas judiciales.
Retomando el control
Lo cierto es que Arce festejó con el puño en alto el fallido golpe de Estado y policías antimotines redoblaron la vigilancia en torno al palacio presidencial, que el miércoles estuvo bajo asedio de militares y vehículos blindados al mando del general Juan José Zúñiga.
Excomandante del Ejército boliviano, hace unos días amenazó con detener a Morales si insiste en buscar la Presidencia en el 2025, fue arrestado y enfrenta una pena de hasta 20 años de prisión por terrorismo y alzamiento armado, según la Fiscalía.
En El Alto, fortín del oficialismo, pequeños grupos de manifestantes salieron ayer a las calles y quemaron neumáticos en apoyo a Arce: “Nunca más El Alto va a permitir que se dé el golpe de Estado. El Alto se moviliza para hacer barricadas”, dijo Justino Apaza, uno de ellos.
Como se sabe, el miércoles, en el momento de mayor tensión, una tanqueta intentó derribar una de las puertas del Palacio Presidencial, donde el Mandatario de izquierda estaba reunido con su gabinete.
Arce encaró personalmente al general Zúñiga cuando este ingresó caminando y le ordenó que volviera a los cuarteles, según un video difundido por la Presidencia. Zúñiga se negó, pero abandonó el lugar y sus tropas se replegaron después de tres horas, cuando el Jefe de Estado juramentó a una nueva cúpula militar.
Simpatizantes de Arce se congregaron frente a la sede de Gobierno para apoyarlo y al menos ocho civiles fueron heridos con balines disparados por los militares, que también lanzaron gases lacrimógenos, de acuerdo con el Ministerio de Salud de Bolivia.
“Que no haya tenido éxito el golpe no significa que se haya arreglado la situación en Bolivia, al contrario: esto fue un síntoma de un descontento muy importante que existe entre sectores amplios”, dijo Gustavo Flores-Macías, de la Universidad Cornell de EE. UU.
Las causas de la crisis
Con un largo historial de golpes militares, Bolivia atraviesa una crisis económica derivada de la caída de los ingresos por la baja producción de gas, su principal fuente de divisas hasta 2023, asociada a la falta de inversiones y exploración. A raíz de ello, debió reducir las importaciones de combustible y hay escasez de dólares, lo que ha desencadenado protestas de los poderosos gremios de comerciantes y transportistas de carga.
Pero esa crisis tiene lugar en medio de la feroz pugna entre Arce y su mentor político, Morales, quien impulsó reformas constitucionales para gobernar durante tres mandatos, entre 2006 y 2019, e intentó buscar un cuarto. Ambos se disputan hoy las banderas del Movimiento Al Socialismo de cara a las presidenciales del próximo año.
Pese a que fue inhabilitado por la Corte Constitucional para ser candidato, el exmandatario acusa a Arce, su exministro de Finanzas durante todo su mandato, de maniobrar para dejarlo por fuera de la puja electoral.
El Presidente, quien deberá anunciar si buscará la reelección, parece “mejor posicionado” en esta crisis que Morales, señala el analista Carlos Cordero, de la Universidad Católica Boliviana. Dice que se mostró como “un hombre que puede salir a la plaza a increpar a los militares y a restituir la paz social”.
No obstante, poco antes de su detención, el general Zúñiga aseguró que el intento de golpe fue sugerido por el propio Arce “para levantar su popularidad”, lo cual fue rechazado por el Gobierno. “Es absolutamente falso y son cosas que me resultan inconcebibles”, dijo la ministra de la Presidencia, María Nela Prada.
En declaraciones a la televisión, el expresidente boliviano Jorge Quiroga calificó la sublevación de “opereta”: Esto evidencia “el grado de descomposición institucional después de 18 años de gobierno del Movimiento Al Socialismo”, dijo, y también el exmandatario Carlos Mesa escribió en sus redes sociales que la movilización militar “se parece a un sainete”.
Por lo pronto, “hay que evaluar muy bien qué tan generalizado es el descontento dentro de las Fuerzas Armadas, pero, de entrada, el Gobierno de Arce está en un momento crítico de debilidad”, sostiene Flores-Macías.
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