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Una niña murió porque sus padres se negaron darle insulina por creencias de la secta a la que pertenecían; fueron condenados y enviados a la cárcel
El caso sucedió en Australia y los hoy condenados progenitores pensaron que solo orando curaban a la pequeña.

Un tribunal de Australia condenó a 14 años de prisión a los papás de una niña de ocho años de edad, que padecía diabetes, por homicidio involuntario al negarse a administrarle insulina y reclamar atención médica hasta que la pequeña murió, conforme a las creencias de la secta donde militaban.
Los progenitores de la niña, Jason y Kerrie Struhs, fueron condenados a esa pena, mientras el líder de la secta, Brendan Stevens, recibió una condena de 13 años de cárcel, estableció la sentencia judicial publicada por el Tribunal Supremo de Queensland.

En ese sentido, el magistrado Justice Burns explicó en su resolución que los progenitores “sabían que la niña moriría” si dejaban de darle dicho medicamento y aun así “no hicieron nada para obtener el tratamiento por parte de los especialistas”.
Mientras que el juez consideró que el líder de la secta, conocida en ese país como The Saints, Los Santos), “convenció” a los padres para dejar de administrar insulina a la niña y lo calificó como una “persona peligrosa y muy manipuladora”.
Por eso, el juez ya declaró culpables de homicidio involuntario a los padres en un fallo dictado el 29 de enero, a la espera de establecer la pena que deberá purgar en una cárcel de ese país.
Otros once integrantes de la secta, incluido el hermano mayor de la víctima, fueron también castigados por homicidio involuntario con penas entre 6 y 9 años de prisión, dependiendo de su implicación en estos hechos.
Este proceso inició a raíz de la muerte de Elizabeth Struhs, de ocho años de edad y quien padecía de diabetes de tipo 1, el 7 de enero de 2022 en su casa de la localidad de Toowoomba, a más de 125 kilómetros al oeste de Brisbane.
Su muerte se registró después de que sus padres, su hermano mayor, así como los miembros de la secta religiosa The Saints, a la que pertenecía esta familia, se negaran durante varios días a inocular la insulina a la niña.

En su lugar y mientras la niña agonizaba, los progenitores, junto al líder de la secta y otros once feligreses, abrazando su fe en el poder curativo de Dios, se dedicaron a rezar para que se sanara a través de la oración.
Tras el fallecimiento, el grupo no informó a la Policía del deceso hasta más de 24 horas después, ya que creían que podían devolverle la vida a través de la oración, según recoge en su sentencia el tribunal.
Durante el juicio, los acusados, de edades comprendidas entre 22 y 67 años, se representaron a sí mismos, tras haber rechazado todos ellos representación legal, y se negaron a prestar declaración, lo que fue aceptado formalmente como una declaración de no culpabilidad.
La hermana mayor de la víctima, Jayde Struhs, de 23 años y quien desertó de la comunidad hace años, declaró en una entrevista con el Canal 7 en 2022 que la secta australiana Los Santos no mantiene relación con iglesia formal de esa nación y cree que “Dios lo cura todo”.

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