Columnistas
2025
Todos estamos inmersos en el juego político. Ojalá transcurra en paz y se respeten todas las opiniones...
Movido el año que se nos vino encima pues el país entra en modo campaña presidencial con miras a las elecciones de 2026, en las que habrá número alto de candidatos que, desde luego, se irá decantando hasta quedar en seis, que competirán en la primera vuelta.
En todas las democracias del mundo, especialmente en aquellas que tienen régimen presidencialista como el nuestro, el primer mandatario pretende que su sucesor sea de su misma cuerda ideológica para continuar su programa de gobierno. Por ejemplo, Joe Biden recorrió todo el territorio gringo apoyando a Kamala Harris.
Aquí se censura al presidente Petro porque mueve los resortes con el fin de lograr que el candidato del Pacto Histórico, que ya reúne a todas las fuerzas de izquierda, acceda a la Casa de Nariño el 7 de agosto del próximo año.
Para ese empeño, el gobierno juega varias cartas a su favor, que la oposición quiere ignorar. La inflación desciende y puede llegar al 3%, lo que trae sosiego a vastas zonas de la población. La política monetaria, con el concurso del Banco de la República, controla el dólar. El impopular aumento de los precios de la gasolina y del diesel pudo estabilizar el fondo de los combustibles, que era una caja rota que ningún presidente anterior se atrevió a tapar por el alto costo político.
La gestión que cumple Juan Felipe Hartman en la dirección de la Agencia Nacional de Tierras es magnífica, como lo reconoce en su columna de El Espectador un economista de la talla de Alejandro Reyes Posada, pues ha entregado más de un millón de hectáreas, con asistencia técnica, a campesinos que carecían de un terreno para cultivar, lo cual incide en reducir el costo de los alimentos.
Mauricio Lizcano ha realizado en el ministerio TIC verdadera hazaña al conectar lejanas regiones de Colombia, hasta ahora olvidadas. Susana Muhamad brilló en la COP16, de la que fue presidenta. Las ministras de Agricultura y Transporte, Martha Viviana Carvajalino y María Constanza García, respectivamente, son funcionarias que destacan por su competencia en los despachos a ellas confiados por el Presidente.
Por todo eso creo que quien pase a segunda vuelta, hombre o mujer, con la bandera del progresismo tiene posibilidades de triunfar en esos comicios.
La oposición no descansa, apelando a todos los medios –y todos los medios de comunicación son suyos- para sacar el progresismo del poder Ejecutivo, pero no la tiene fácil. Si pone un candidato de extrema derecha –el que diga Uribe-, la gente que conoce actuaciones que registra la historia, no le marcha, y si pone un tibio, también pierde.
César Gaviria está organizando una coalición de derecha para derrotar al candidato del progresismo. Qué vergüenza ver a mi viejo partido en esas andanzas de la mano de un caballero que llegó a la presidencia porque uno de los chicos del asesinado Luis Carlos Galán puso en sus manos la bandera roja.
No todos los conservadores atenderán la convocatoria de Gaviria y buscarán con quien juntarse. Ahí están Germán Vargas Lleras o Mauricio Cárdenas. El primero ya lo intentó y no pudo, y el segundo solo recogerá el voto de una querida amiga, que lo considera el Adam Smith criollo.
Está regio, como decían mis condiscípulos bogotanos, este 2025. Todos estamos inmersos en el juego político. Ojalá transcurra en paz y se respeten todas las opiniones, así sean las opuestas, porque ese es el principio básico de la democracia.