Opinión
Ahora la lucha racial
El Petronio es un festival que no tiene color ni clase social, este año ha sido uno de los mejores en organización y asistencia, con un crecimiento del 40% con respecto al del año pasado...
“Esto no es una hacienda del Siglo XIX donde matronas, gamonales de las grandes haciendas violentaban los espacios y humanidad del pueblo negro. El #PetronioLaCasaGrande es orgullo y poder Negro”
Este trino publicado en la cuenta de Twitter del secretario de Cultura de Cali, Brayan Steven Camargo, reclamando por el desfile de la exreina de belleza Taliana Vargas (invitada por los organizadores) en la sección moda del Pacífico del Festival Petronio Álvarez, es contradictorio con el espíritu del evento, el más incluyente que se realiza en Cali y el más importante en su género en América Latina, donde todos son bienvenidos, donde el “orgullo y poder negro” son para todos y en abundancia: blancos, negros, indígenas, y de todos los asistentes de diferentes regiones y países.
El Petronio es un festival que no tiene color ni clase social, este año ha sido uno de los mejores en organización y asistencia, con un crecimiento del 40% con respecto al del año pasado, según fuentes del comité organizador; impecable en las presentaciones y el montaje de las transmisiones por televisión y redes sociales. Se calcula que más de medio millón de personas asistieron a los conciertos y consumieron alimentos de la variada oferta gastronómica, generando ingresos millonarios para la ciudad. Todo sin que se presentara un solo incidente en la Unidad Deportiva Alberto Galindo, sede del festival. Pero en medio de esta fiesta, a pocos kilómetros, en un evento paralelo que congregaba a los músicos y a buena parte de los asistentes, una tragedia nos devolvió a la aplastante realidad de la ciudad: el asesinato en ciudad Córdoba, de Lisandro Valecilla integrante de Canelón de Timbiquí, una de las agrupaciones más reconocidas del folclor del Pacífico. Lisandro participaba del ‘arrullo en el barrio’, un encuentro de músicos que rematan las noches del festival en este sector del oriente de Cali, uno de los más convulsionados, pero en el que hasta ahora se decretaba una especie de tregua para disfrutar de la música.
El Petronio no es el ‘festival de los negros’, como podría interpretarse el trino del secretario Hurtado. La administración de una ciudad que ya fue partida en muchos pedazos durante el paro del 2021 no debe trasladar a los escenarios de la cultura la lucha de clases, al contrario: es en la cultura, en el deporte, en la recreación donde los caleños nos encontramos.
La secretaría de Cultura, una de las pocas que ha tenido una labor destacada en estos cuatro años para el olvido, se lució con la organización del Petronio y dejó a Cali más que posicionada como la capital del litoral Pacífico colombiano, pero al margen del éxito que tuvo el evento se debe seguir trabajando para unir, construir, preservar y difundir la cultura no para dividir y menos para excluir.