Columnistas
Al oído del Alcalde
Alejandro Eder ganó con un programa de gobierno que con suficiencia obtuvo el respaldo de un buen número de ciudadanos...
Hubo, en mi opinión, un faltante de gran importancia en la última entrevista que el señor alcalde de la ciudad, Alejandro Eder, dio a este diario recientemente. Me estoy refiriendo a los llamados que en campaña y los primeros meses de su gobierno hizo en relación con el futuro de la ciudad, no el futuro de los tres años que aún le quedan para gobernar, sino el gran futuro, ese de la Visión Compartida hacia, por lo menos, los 500 años de Cali (en 2036).
Finalizando ya este año 2024 es importante hacer los balances pero, sobre todo, proyectar el futuro. Comparto la idea, o mejor aún, el sentimiento de que este fue un buen año para la ciudad. La exitosa realización de la Cumbre sobre Biodiversidad, COP16, marca, sin duda, un antes y un después. Me resultaba ya francamente incómodo seguir invocando la realización de los Juegos Panamericanos de 1971 (hace 54 años… ¡Hágame el favor!) como el gran hito transformador del cual esta ciudad podía sentirse profundamente orgullosa.
Con independencia de los resultados propios de esa cumbre hay que convenir con que su realización fue todo un éxito. Implicó, entre muchas otras cosas, una cuidadosa y temprana preparación, absoluto compromiso, mucho talento humano y la concurrencia de aportes y esfuerzos públicos, privados, académicos y, hay que reconocerlo, del gobierno nacional.
Por aquellos días escuché ampliamente la expresión “Cali renace”, lo cual me remitió a los días complejos del estallido social cuando grupos diversos de origen social, no gubernamental, académico, de Iglesias, empresarios, entre otros, se dieron a la tarea de apoyar el trámite no-violento de esa aguda conflictividad, pero recuerdo bien que al tiempo con la urgencia de detener la violencia, salvar vidas y evitar más destrucción, estaba siempre presente el asunto sobre el futuro de la ciudad.
Y al centro de esa preocupación de antes, pero también de ahora, sobre el futuro de la ciudad, están problemáticas complejas como la desigualdad, la exclusión y la falta de reconocimiento de muchos sectores -especialmente de la juventud-, que se sienten marginados de la opción de ser parte integra de la ciudad.
Alejandro Eder ganó con un programa de gobierno que con suficiencia obtuvo el respaldo de un buen número de ciudadanos y en opinión de muchos, le está cumpliendo a la ciudad, lo cual incluye su dedicación de tiempo 24/7 a la gestión pública de su cargo. A las personas hay que, sin duda, reconocerles sus logros y empeños, pero soy de quienes cree que esta ciudad demanda más de su alcalde, especialmente en una dimensión: conectar más y de mejor manera con los sectores sociales y populares más excluidos, lo cual obviamente incluye un diálogo permanente pero sobre todo efectivo para atender sus necesidades y reclamos, pero también propuestas, que bastantes las tienen.
Para visibilizar las realidades territoriales presentes en Cali, diferentes organizaciones sociales, culturales, de resistencia y populares de la ciudad emprendieron la tarea de hacer un ejercicio de incidencia en el contexto de la realización de la COP16, en torno a la reflexión sobre la necesidad de vincular la paz social a la paz con la naturaleza. De esta manera surgió BOICOP, como un espacio de articulación del mundo popular, para hablarle y hacerle propuestas a la institucionalidad y a la ciudadanía frente a la nueva vocación que debe orientar el futuro de la ciudad.
Animo a que el señor alcalde se la juegue en 2025 por una gestión de gobierno más concertada con esa otra Cali, la marginada y popular, que no termina de sentirse realmente incluida.