Parar el mundo
Ojalá haya colombianos de buena voluntad que envíen al Palacio de Nariño dos o tres libritos y documentales sobre el cambio climático
“Hay que reducir el consumo de carbón y petróleo a cero”, fue la última perla que soltó en Davos un flamante Presidente, declarado enemigo del mercado.
¿No sabe que el 80% de la Energía del planeta, viene de combustibles fósiles? ¿Será capaz de entender el desastre global, que se generaría donde se volviese realidad su ilusa confusión?
Desde luego que hay que buscar la migración a energías renovables, pero es el vilipendiado mercado el que va a definir la dirección y la velocidad del cambio. En la medida en que se ofrezcan fuentes alternas de energía, a menor costo, el mundo las adoptará. Hay verdadera inteligencia y mucho capital invertido en investigación lo que hace muy probable su desarrollo. Esto ocurrirá, independiente del despistado sabihondo viajero en su avión gasolinero, haciendo histriónicas invocaciones para detener el progreso.
¿No sabe que llevar a cero la generación de energía fósil significa paralizar el transporte aéreo y marítimo, ocasionando un colapso económico? A pesar de los avances, no se ve a mediano plazo, cómo mover aviones y barcos sin derivados del petróleo. Para no hablar de la enorme y diversa variedad de productos petroquímicos, sin los cuales volveríamos a circular en taparrabos.
¿No sabe que la meta es reducir el efecto neto de acumulación de gases en la atmósfera? Esto implica que se emita menos, pero en mucho que se capte CO2 usando tecnología innovadora, que también avanza rápidamente precisamente porque se sabe que no es posible parar totalmente el petróleo.
¿No sabe que la huella de carbono de los aerogeneradores, las baterías, los carros eléctricos, los paneles solares, las plantas solares, las hidroeléctricas no es cero? Su fabricación y desecho generan no sólo efecto invernadero sino contaminación considerable. El balance ambiental neto de las fuentes alternas de energía es sin duda menor, pero el impacto integral está por entenderse.
¿No sabe que agricultura e industria, que tanto ha prometido impulsar, representan el 50% del efecto invernadero? ¿Y que 27% es por generación de electricidad? Con excepción de países hidroeléctricos, como Colombia, la única opción es migrar a la temida nuclear.
Habla del “capital” como culpable, desconociendo que más de la mitad del daño lo han producido países que fueron o son socialistas. Su fascinación con las proyecciones apocalípticas que exagera y dramatiza, siguen el mismo patrón de morbo patológico que tanto usa para referirse a los problemas del país. El 97% de los científicos concuerdan en el cambio climático antropogénico pero la futurología es mucho más controvertida.
Ojalá haya colombianos de buena voluntad que envíen al Palacio de Nariño dos o tres libritos y documentales sobre el cambio climático. Que sean serios y basados en datos científicos. Muy improbable que los lea si no comienzan con una declaración ideológica que le guste, pero es un deber patrio tratar de informar al Presidente para que no siga apareciendo en cuanto foro existe, a proferir, con su ya famosa pedantería, tan variada gama de disparates. La comisión internacional de barbaridades presidenciales, está a punto de declararlo fuera de concurso. Su mejor amigo es el silencio.