Atractividad
Entre más se invierta con acierto más se crece, por ende con el tiempo habrá mayor acumulación y los habitantes disfrutarán de mayor bienestar.
Mi intención no es comentar sobre la atractividad entre los sexos. Trataré sobre la atractividad económica o sea el interés para invertir, cuya esencia radica en la proclividad para cautivar recursos económicos con el fin de obtener un beneficio o utilidad, un balance entre el riesgo y el rendimiento, puesto que nada es seguro en materia económica.
La inversión es el combustible del desarrollo y el crecimiento. Entre más se invierta con acierto más se crece, por ende con el tiempo habrá mayor acumulación y los habitantes disfrutarán de mayor bienestar. Para que haya complacencia de la inmensa mayoría es fundamental la equidad, que las brechas entre los que más poseen y los más pobres sean aceptables y aceptadas. Por eso la Dra. Mazzucato manifestaba que era necesario crecer para repartir. Si nos estancamos, retrocedemos. Hoy la tendencia es que la población de mayor edad crece en una proporción mayor que la más joven. Menos personas productivas y más población inactiva.
El crecimiento, el empleo y en general el bienestar de la población de una región está sujeta al volumen de las inversiones. Esta es la razón fundamental para que una nación se cuide de ofrecer condiciones competitivas, en comparación con otros países, con el fin de atraer la inversión indispensable para progresar.
Colombia tiene el inri de ser considerado el mayor productor de cocaína. Cuando salimos al exterior lo comprobamos desde el primer instante cuando enfrentamos las aduanas extranjeras. Además estamos situados en el continente latinoamericano, el cual ha retrocedido económicamente en la última media centuria, comparado con otros, como el asiático. Las hordas de emigrantes en lamentables condiciones así lo corrobora. Como si fuese poco, en Colombia cambian las reglas del juego con frecuencia. Nuevas regulaciones tributarias son habituales. Somos inestables y poco confiables, en otras palabras, partimos con desventajas. Además nuestro mercado es pobre en consumo y mediano en tamaño. Son desventajas que debemos compensar.
Estas circunstancias se ven agravadas en la actualidad por un gobierno que tiene inclinaciones hacia el mayor control de la economía por parte del Estado. Su primer acto legislativo fue una reforma tributaria para obtener mayores recursos para la nación, desestimular la producción de los combustibles fósiles, además de procurar el loable fin, de disminuir las brechas económicas.
Lastimosamente, bajar la producción petrolera y carbonífera nos va a causar más pobreza. Su producción ha sido nuestra mayor fuente de divisas y de recursos fiscales.
La tributación impuesta a las empresas es excesiva en el proyecto de ley. En la mayoría de los países ronda alrededor del 25%, en Colombia como mínimo es 35%, en los bancos y empresas financieras el 40% y en las generadoras de energía eléctricas hidráulicas el 38%. Ni para qué hablar de las petroleras cuyas tarifas están sujetas al precio del petróleo con gravámenes que oscilan entre el 40% y el 50%, además no les permite deducir las regalías que pagan al Estado por el derecho a la explotación.
Se debe tener en cuenta el impuesto regional adicional de industria y comercio.
Todo lo anterior promueve la informalidad. ¿Existirá inversionista en su sano juicio que prefiera a Colombia?
Buena pregunta para el ministro Ocampo.