Opinión
Amanda Waterhouse
Me motivó sobre manera el solo anuncio de su especial interés en conocer el papel desempeñado por la facultad de arquitectura y de estudiantes y profesores de la misma en el movimiento del 71.
Es alta, delgada, treintañera, usa gafas, apenas se maquilla y es californiana y si la llegas a cruzar por la calle pensarías que es una joven norteamericana más. Quizá más discreta de lo que suelen ser las jóvenes de su generación, habitualmente más desenvueltas o expresivas. Sin embargo, es una formidable historiadora, con un impresionante currículo académico, que se ha especializado en las relaciones entre los Estados Unidos y Colombia y específicamente en el papel jugado por la arquitectura en las mismas.
Ella obtuvo su doctorado en la Universidad de Indiana con la tesis Grassroots Architects Planing, Protests and U.S. Foreing Aid in Cold War Colombia. Y ahora que es docente e investigadora en la Butler University, está preparando un libro con el título de Designing Development. The United States, Colombia, and Architectures of Cold War Order.
Por este motivo se comunicó conmigo hace unos meses y me preguntó si podía entrevistarme en persona para que le contara mis recuerdos de estudiante de arquitectura y de líder del movimiento estudiantil de 1971 en la Universidad del Valle. Acepté, con más razón por la que en los últimos años he concedido entrevistas a distintos historiadores colombianos sobre dicho movimiento. Me motivó sobre manera el solo anuncio de su especial interés en conocer el papel desempeñado por la facultad de arquitectura y de estudiantes y profesores de la misma en el movimiento del 71.
No puedo obviamente reconstruir aquí todo lo que dije en el curso de una entrevista que duró más de cuatro horas. Pero sí destacar algunos puntos. La importancia de la decanatura del arquitecto Jaime, ‘El chino’ Cruz, el énfasis puesto en resolver los problemas urbanísticos y de vivienda representados por los tugurios, la intervención en los talleres del sociólogo René Zabala, la importancia para el diseño arquitectónico del ‘método de las escalas’, elaborado por Germán Cobo y Eladio Muñoz y del vínculo con el Instituto Técnico Superior de Zúrich...
Recordé incluso los viajes iniciáticos que emprendimos entonces a la legendaria facultad de arquitectura de Valparaíso, estudiantes como Leonardo Peña, Otty Patiño y yo mismo. Y hablamos del papel de las fundaciones norteamericanas en la Univalle y de cómo logramos su expulsión. Pero le dije que yo no sería la clase de intelectual que soy si no me hubiera formado inicialmente en el modelo de Universidad que promovieron.
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