¿Es el aborto la solución?
Argentina fue el primer país latinoamericano donde se estableció la ley de cuotas en el Legislativo en 1991, llegando a un 40 % de mujeres en las elecciones del 2017.
Gran conmoción ha causado en el mundo la votación en contra del aborto en el Senado argentino que confirma la teoría de que en Latinoamérica, un continente donde la Iglesia católica es predominante, las mujeres están en contra del aborto.
Argentina fue el primer país latinoamericano donde se estableció la ley de cuotas en el Legislativo en 1991, llegando a un 40 % de mujeres en las elecciones del 2017. Este fue el Senado en el que de 30 mujeres, 14 votaron contra el aborto, 14 a favor, una estaba en licencia de maternidad y la otra se abstuvo.
A diferencia de Argentina, Colombia consagró la Ley de Cuotas en los niveles decisorios del Estado, no en el Legislativo, y se ha cumplido en los gabinetes presidenciales de las diferentes administraciones y en las ternas donde siempre ha estado una mujer. En las dos últimas elecciones del Congreso se estableció una ley de cuotas en el Legislativo que si bien no mejoró sustancialmente el porcentaje de mujeres en el Congreso, las reconoce como líderes.
En Colombia el debate sobre el aborto data de los años 90 cuando se presentó la Constituyente y las iglesias hicieron un fuerte cabildeo para restringirlo. Nunca olvidaré en el Congreso Mundial de la Federación Internacional de Abogadas viendo a las tres cuartas partes de las abogadas colombianas salir del recinto cuando se empezó a debatir el tema de la terminación voluntaria del embarazo.
El Movimiento Social de Mujeres considera un gran logro la sentencia C355 de 2006 que despenalizó el aborto en tres casos concretos (cuando la continuación del embarazo constituya un peligro para la vida o salud de la mujer; cuando la vida del feto sea inviable por cuenta de una grave malformación y cuando sea producto de un acto sexual sin consentimiento, de inseminación artificial o transferencia de óvulo no consentidas, o de incesto).
Sin embargo, según el Instituto Guttmacher, en Colombia se practican cada año, más o menos 400.400 abortos, de los cuales solo 322 o sea el 0,08 %- se hacen amparados por la Sentencia. Las convicciones religiosas de los médicos, la falta de cobertura del aborto por los regímenes Contributivo y Subsidiado, prejuicios familiares, son algunas de las trabas que las mujeres encuentran en el momento de solicitar la interrupción del embarazo y que las lleva a hacerlo al escondido con métodos a menudo riesgosos para su salud.
A lo criollo y silenciosamente, el embarazo en adolecentes, quizá el mayor escollo de maternidad no deseada, está siendo resuelto por Profamilia con el implante subdérmico (‘la pila’) que se coloca subcutáneamente en el brazo con duración de cinco (Jadelle) años. El método está incluido en el POS y Profamilia lo ofrece en sus centros de atención a nivel nacional.
Lo grave de la procreación es que se necesita un gran salto cultural y hombres que entiendan que cada semen es un ser humano nuevo con sus mismos ojos, su mirada y que dejarlo en cualquier vagina y olvidarse de él es un acto de lesa humanidad.
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