Sebastián o Kansateura
Propongo que una réplica de Kansateura, homenaje a la maternidad, sea colocada en el pedestal de Belalcázar y que sea una madre ancestral la que vele por caleños y caleñas.
Después de que la Minga Indígena y otros grupos inconformes, siguiendo los pasos de la reivindicación de los derechos en las protestas internacionales como ‘black lives matter’ y buscando volver a nuestras raíces sin rendirles pleitesía a los conquistadores blancos tumbaran la estatua de Sebastián de Belalcázar se ha generado un interesante debate. Los puristas blancos quieren restablecer esa mole de bronce con todo su peso y esplendor y rendirle homenaje al hombre blanco que llegó con sus caballos, armas y creencias a cambiar nuestras costumbres sin pedirnos permiso.
Nosotros, los mestizos, indígenas, negritudes, comunidad Lgtbq hemos propuesto varias opciones desde Jovita, la negra del chontaduro, Gustavo Álvarez Gardeazabal, Jerry Mina, algún cacique reciente, no sé por qué también apareció una cabra, animal con poca trayectoria en nuestro terruño, pero la imaginación da para todo y por eso yo quiero proponerles a Kansateura.
Kansateura vivió hace más de dos mil años en los pantanos del Bolo San Isidro, en lo que es hoy el Valle del Cauca y las grandes plantaciones de caña. Hacía figuras de oro con cera perdida, que se colgaban como medallas en elaborados collares de piedras semipreciosas, hacía máscaras y pectorales en láminas de oro, con grabados de partos.
Trabajaba la cerámica y producía alcarrazas, ocarinas, animales y muchas figuras de mujeres, algunas embarazadas dando a luz, para no decir pariendo, y alimentando a su bebé. Para ella el momento en que el ser humano viene al mundo era el mayor milagro de la naturaleza, nada feo e inmoral era un regalo de las diosas. Estas figuras son de una belleza desconocida con caras antropomorfas y en diferentes tonos de ocre, castaño y crema. Probablemente eran objetos de culto en una civilización anterior al patriarcado. Según los arqueólogos esta cultura solo duro dos siglos y fue exterminada por culturas bélicas.
La historia de Malagana como tantas otras excavaciones en Colombia tiene su lado triste, un campesino encontró una pieza de oro por casualidad hace 50 años, el alcalde del momento permitió que guaqueros de todo el mundo saquearan las tumbas, pectorales, máscaras de oro, miniaturas salieron de Colombia o están aún en manos de particulares. Nelson Triviño ha coleccionado una gran cantidad de piezas y las exhibe privadamente en espera de que el gobierno cumpla con su promesa de hacer el museo de Malagana.
Marjia Gimbutas, arqueóloga lituana, que en este 2021 hubiera cumplido 100 años buscando el momento en que el patriarcado se posesionó del mundo encontró en Europa Central tumbas con figurines de mujeres que parecían diosas pequeñas y que ya en la edad de bronce se las colgaban a los muertos como protección. Marjia no conoció Malagana, pero sus seguidores quieren probar su teoría.
Propongo que una réplica de Kansateura, homenaje a la maternidad, sea colocada en el pedestal de Belalcázar y que sea una madre ancestral la que vele por caleños y caleñas.
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