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Mi amigo Jorge Ernesto

Ya no nos llegarán sus palabras cálidas y sabias; ya no contaremos con su voz profunda y pausada; ni con sus vastos conocimientos, su razonamiento impecable, su consejo oportuno

1 de septiembre de 2019 Por: Vicky Perea García

Jorge Ernesto Holguín Beplat no está más entre nosotros. Esa llama reluciente que fue su vida se fue extinguiendo al asedio de una enfermedad devastadora. Ya no nos llegarán sus palabras cálidas y sabias; ya no contaremos con su voz profunda y pausada; ni con sus vastos conocimientos, su razonamiento impecable, su consejo oportuno, su trato afectuoso que destellaba tras una apariencia engañosa de retraimiento.

Jota, como lo llamábamos sus amigos, fue bachiller del colegio Berchmans, se graduó de abogado y economista en la Javeriana de Bogotá y obtuvo su Magister en la Universidad de Harvard. Inició entonces una actividad profesional que dejaría huella en el foro local.
Primero como abogado independiente asociado con Gustavo Zafra Roldán, luego mediante la creación de la firma Caicedos & Holguines Abogados junto a su entrañable colega José Ricardo Caicedo. Una tradición ahora continuada por la jurista María Fernanda Cardona.

El sentido de humanidad de Jorge Ernesto tenía hondas raíces.
Generoso, solidario, compasivo, discreto, leal, vivió los valores cristianos. No se dejó arredrar ante las pruebas deparadas por la vida. Su ánimo se sobrepuso a las dificultades económicas que lo privaron del producto de años de trabajo honesto, y con donaire superó la ruptura de esquivos amores tempraneros. En el cultivo del gusto estético así como en la apreciación musical; en el afecto de su querida amiga Tulia Molina, de sus hermanos, cuñadas, sobrinos y amigos encontraría el bálsamo para restañar las heridas que el destino marcó en su alma.

Más allá de sus merecimientos personales hay en la vida de Jorge Ernesto Holguín dos aspectos que vale la pena resaltar. El primero es su talante empresarial cuando a mediados de los años 60 del siglo pasado y bajo el liderazgo de Germán Holguín Zamorano, fundaron la empresa Holguines Asociados. Esta firma daría origen a Holguines S.A, organización constructora e inmobiliaria llamada a contribuir de manera determinante al desarrollo de la ciudad. El éxito en los negocios de manos de Seguros Bolívar permitió que la Holguines se transformara en socio importante del conglomerado financiero Davivienda. Pero llegarían los vientos de la crisis inmobiliaria junto a la inquina política para borrar el esfuerzo de décadas.

Un segundo aspecto a mencionar en la parábola vital de Jorge Ernesto es la vocación de servicio público. Siguió la tradición familiar de sus tíos abuelos Carlos y Jorge Holguín Mallarino, quienes desempeñaron con pulcritud y eficacia la Presidencia de la República. En este orden de ideas aceptó la Dirección General del Instituto de Seguros Sociales y sirvió a Cali como Director de Valorización y gerente de Emcali.

Y es que Jorge Ernesto pertenecía a la Generación del Centenario: los caleños raizales nacidos durante los años 30 y primeros 40 del siglo pasado. Un grupo de conciudadanos comprometido a fondo con el bienestar colectivo, inspirados por un líder de la talla de Manuel Carvajal Sinisterra. Personas que contribuyeron a transformar a Cali en urbe con aires de desarrollo verdadero, haciendo posible entre otras grandes iniciativas la celebración de los Juegos Panamericanos. Un ejemplo que los jóvenes deberían seguir con coraje para que la ciudad sea viable, y logre ponerse a salvo de los mezquinos intereses politiqueros.

Sigue en Twitter @antoderoux

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