Columnistas
Autopista de biodiversidad
A través de viveros comunitarios, los habitantes locales producirán el material vegetal necesario para plantar árboles y restaurar hábitats.
Los corredores biodiversos son franjas que conectan áreas naturales, facilitan el tránsito de especies y crean ‘puentes de vida’ que fortalecen la biodiversidad. Al permitir que la fauna se mueva, busque alimento y se reproduzca, aseguran la continuidad de diversas poblaciones de flora y fauna. Además, preservan los procesos ecológicos esenciales y generan servicios que la naturaleza nos ofrece, como la regulación del agua, la captura de carbono, el control biológico, entre otros.
Luego de un piloto de 2 años en el río Amaime, la agroindustria de la caña ha asumido el reto de establecer un corredor biodiverso a lo largo del río Cauca, desde el río Palo, en el norte del Cauca, hasta el río Risaralda. Se conectarán 13 de sus principales ríos tributarios y 80 humedales. Esta “autopista de la biodiversidad”, de aproximadamente 890 km, permitirá la movilidad de más de 640 especies de fauna entre ecosistemas y se convertirá en su hogar, ayudando a conservarlas en un contexto agrícola.
Un componente clave de este proyecto es la participación activa de las comunidades. A través de viveros comunitarios, los habitantes locales producirán el material vegetal necesario para plantar árboles y restaurar hábitats. Este proceso fortalecerá los vínculos comunitarios y generará oportunidades económicas en las zonas rurales, mientras que la reforestación creará espacios de esparcimiento, educación ambiental y ecoturismo.
La iniciativa también contará con la aplicación de ciencia y tecnología, que incluye la instalación de cámaras trampa y bioacústica para la identificación de especies, la comprensión de sus condiciones de hábitat y el monitoreo de recursos naturales. Para asegurar el éxito del proyecto, la academia jugará un rol fundamental, aportando conocimiento y promoviendo la participación de estudiantes en el fortalecimiento del desarrollo regional. Asimismo, colaboraremos con organizaciones internacionales como Audubon y The Nature Conservancy, al igual que con nuestro centro de investigación, Cenicaña, cuyo apoyo y experiencia enriquecerán el proceso de conservación.
Este esfuerzo monumental se inspira en experiencias previas de corredores biodiversos, como el ‘corredor jaguar’ que conecta múltiples países en América Latina, y el ‘camino de las anacondas’ en la Amazonía. Son iniciativas que han demostrado que se pueden preservar especies icónicas, al tiempo que promueven la resiliencia de los ecosistemas frente a la variabilidad climática.
El camino hacia un valle del río Cauca más verde está lleno de desafíos, pero también de oportunidades. La creación de estos corredores es solo el inicio de una transformación que perdurará en el tiempo, llevando a nuestra región hacia un modelo de desarrollo que coloca al medio ambiente en el centro de nuestras acciones. El llamado es a que estas apuestas se multipliquen, a que se apoyen las iniciativas existentes y se desarrollen nuevas con el fin de generar corredores biodiversos en todo el recorrido de ríos como el Cauca y el Magdalena, que atraviesan casi todo el país.
Nuestro corredor biodiverso es un compromiso con el presente y una promesa para el futuro de la región. La agroindustria de la caña proyecta esta iniciativa con una visión clara y un propósito firme: crear un legado de conservación y sostenibilidad que beneficie a las comunidades y al planeta. Con un seguimiento constante y la entrega periódica de informes sobre los avances de esta iniciativa, reiteramos este compromiso. Juntos seguiremos construyendo un Suroccidente donde el desarrollo y la naturaleza prosperen de la mano, demostrando que es posible crecer y conservar al mismo tiempo.
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