Columnistas
Barbarie contra los monos: Caucaseco
Estaban en tan mal estado los monos sometidos a experimentos científicos en Caucaseco, donde no se cumplían las leyes de bienestar animal, que 16 de ellos murieron.
Es un documento de 41 páginas de la CVC, titulado Concepto Técnico. En él, los investigadores de la autoridad ambiental dan cuenta del estado en que encontraron los 102 monos Aotus que fueron retirados del Centro de Investigación Científica Caucaseco, de Sócrates Herrera y Myriam Arévalo, una entidad ubicada a las afueras de Cali que asegura estar en busca de la vacuna contra la malaria desde hace 40 años sin que lo haya logrado, aunque haya recibido millones de dólares en recursos públicos tanto de Colombia como de Estados Unidos.
En el informe se lee que de los 102 monos que la CVC llevó al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre para cuidar de ellos, 88 tenían diferentes tipos de lesiones “conforme al análisis visual”. Es decir: solo bastaba mirar para evidenciar el maltrato, la barbarie.
Según el documento, 23 monos o no tenían falanges, o las tenían fracturadas; 26 tenían alteraciones en la cavidad oral, ausencia de dientes, lesiones cutáneas en los labios; 9 tenían laceraciones en el “pabellón auricular”; 17 presentaban dermatitis, regiones alopécicas; cinco tenían fracturas antiguas, lo que se traduce en que nunca se las trataron, o les faltaba una porción de la cola; siete presentaban secreción ocular; ¡A uno de los monos le faltaba un ojo! El listado sigue.
“Es de aclarar que estas lesiones eran de tipo crónico, presuntamente sin atención veterinaria y tratamiento médico antes de su ingreso a la CVC. Otras son de carácter agudo, las cuales necesitaron atención médica de urgencia”, se lee en el documento, en el que se advierte que durante su cautiverio en Caucaseco, los monos no recibían la dieta que requerían.
“Se reportó que la dieta ofrecida a los individuos Aotus contenía banano, papaya, mango y concentrado triturado. Con base a esto, la dieta no cumple con los requerimientos nutricionales para la especie y tampoco con los parámetros establecidos en el programa de manejo y uso animal de FUCEP”, (la Fundación Centro de Primates, que hace parte del complejo de Sócrates Herrera y Myriam Arévalo).
En los exámenes de laboratorio, los monos presentaron alteraciones en el hemograma, resultados asociados a la dieta, así como a procesos de deshidratación y estrés.
El cautiverio en el que mantuvieron a los primates generó un cambio comportamental debido a varios aspectos. “Los primates no tuvieron estimulación sensorial, visual y auditiva que disfrutarían en vida libre; carecieron de generación de todo tipo estímulos positivos que propiciaran el desarrollo de actividades propias de la especie, por ende algunos de los animales no saben vivir en grupo, en parejas, no saben desarrollar actividades de acicalamiento, no saben reconocer alimentos naturales, no tienen buena capacidad muscular o realizar trepados verticales debido al espacio limitado donde fueron mantenidos”, se lee.
Los monos que estaban en Caucaseco en pésimas condiciones, pese a los recursos públicos que recibieron para su cuidado, desarrollaron la conducta conocida en inglés como ‘pacing’: “un desplazamiento repetitivo tanto en el tiempo como en el espacio de la instalación”, es decir, “que el animal se desplaza siguiendo siempre el mismo recorrido, que repite una y otra vez. También se presentan balanceos repetitivos, moviéndose sin parar de un lado a otro en las jaulas, haciendo movimientos como el dar vueltas hacia atrás”, conductas “no propias de los animales que se presentan de forma repetitiva”, dice el informe de la CVC.
En conclusión, según el documento, hubo un evidente maltrato por parte de Caucaseco a los monos en los que experimentaban, lo que en Colombia es un delito. El caso ya está en la Fiscalía sin que hasta ahora se conozcan avances.
La organización de derechos de los animales PETA, que adelantó la investigación del estado de los monos e interpuso la denuncia, envió esta semana una carta en la que cuestiona la aparente inacción de la Fiscalía en el caso. En el país que alberga la COP16, el evento pensado para proteger la biodiversidad del mundo, y Cali como ciudad anfitriona, ¿se va a permitir que lo ocurrido en Caucaseco siga sin sancionarse y que continúen estas prácticas?
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