¿Perdimos el año?
Termina el año con un balance agridulce: las marchas de los colombianos que perdieron el miedo a la protesta, ante los oídos sordos de un gobierno a los reclamos de las nuevas generaciones, clase media y minorías, en educación, empleo, salud y medio ambiente.
Termina el año con un balance agridulce: las marchas de los colombianos que perdieron el miedo a la protesta, ante los oídos sordos de un gobierno a los reclamos de las nuevas generaciones, clase media y minorías, en educación, empleo, salud y medio ambiente. La puja entre centrales obreras, empresarios y gobierno por el salario mínimo, y la reforma tributaria que lidera contra todo el Minhacienda, apagan el eco de Navidad.
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En el otro extremo está el país que celebra el triunfo de sus deportistas, las elecciones regionales que evidenciaron el desgaste de los partidos y las extremas políticas. El empoderamiento de la mujer y el rechazo a la discriminación y violencia de género. La JEP que le está dando sopa y seco a la Justicia al ordenar la exhumación de 45 víctimas de falsos positivos en el cementerio de Dabeiba.
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Gracias a estos personajes, Colombia aún es un país viable. En el deporte, Egan Bernal, que pedaleó su pobreza en el Tour de Francia y al obtener la copa dio lecciones de humildad a una sociedad narcisista y ególatra. Cabal y Farah que al ganar en Wimbledon resaltaron la importancia de trabajar en equipo. La Selección Femenina de Fútbol que derrotó el machismo de los dirigentes deportivos. ¡Ah! y la ‘mechita’ que al lograr su estrella 14, permitió que las velitas del 8 de diciembre, brillaran en paz en Cali.
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En la adecuación del inestable Acuerdo de Paz, se destacan Francisco de Roux, apóstol de la reconciliación; la Presidenta de la JEP, firme en la búsqueda de la verdad a pesar de los embates de la derecha por torpedearla; el arzobispo de Cali, monseñor Darío Monsalve, apóstol de la resistencia y reconciliación. Emilio Archila, consejero para la paz, único funcionario del actual gobierno que trabaja a fondo por los reinsertados, y Henry Acosta, facilitador de los diálogos entre los gobiernos Uribe y Santos con las Farc, que permanece alerta en su defensa.
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En la política, Claudia López se convirtió en la primera mujer electa alcaldesa de Bogotá. Contra viento y marea, hecha a pulso y venciendo varios hándicap como el ser lesbiana y no pertenecer a las roscas de la capital, promete ejercer el cargo sin prebendas al escoger por meritocracia a sus funcionarios. En el Valle se llevó las palmas la gobernadora Dilian Francisca Toro, que deja el cargo con altos índices de gestión al rescatar el HUV, sanar el déficit y hacer el puente entre empresarios y sector público en favor de sectores campesinos y sociales.
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En la salud ha sido declarada personaje del año Roxana Cobo, otorrinolaringóloga y cirujana plástica facial, hija del médico Alex Cobo, fundamental en la estructura de la Facultad de Medicina de UniValle y del HUV, y de Olga Sefair de Cobo. Dictó conferencia magistral en la Academia de Cirugía Plástica Facial, en Ámsterdam, ante un selecto público académico de Europa, honor que obtiene por su investigación en la técnica de rinoplastia en pacientes étnicos.
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Los otros personajes del año son Carlos Negret, defensor del Pueblo, que ha estado en permanente vigilancia en zonas como el Cauca. Acaba de lograr la libertad de cuatro colombianos condenados a cadena perpetua en Catar. Jesús Abad Colorado, que le mostró al país la violencia en la Colombia profunda, a través de su cámara fotográfica.
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In memorian: antier murió de un infarto el médico Alejandro Borrero, hijo de Jaime Borrero y Florencia Rengifo. Viajaba en un crucero atendiendo a turistas del mundo, mientras cultivaba sus sueños de artista. Recuerdo las fiestas en casa de los abuelos, donde la música era parte del ADN de esa familia tan cerca a mis afectos. Paz en su tumba.