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Luis Felipe Gómez Restrepo

Columnistas

Buen pastor para las organizaciones

Esta imagen del Buen Pastor que nos presenta el Evangelio puede tener una fuerza muy grande para vivirla en distintos escenarios.

29 de abril de 2024 Por: Luis Felipe Gómez Restrepo

Este domingo se celebró la fiesta del Buen Pastor, que bien podría servir para inspirar el ejercicio de la política, de la vida familiar, de las relaciones laborales… La imagen el Buen Pastor es muy poderosa porque demuestra que el poder es para servir, para estar al servicio de los demás y no para subyugar, esclavizar, explotar, utilizar a los demás. En efecto, el Buen Pastor se aleja de otras figuras como la del rey, el emperador, el príncipe y del gobernante, y obviamente del tirano y del dictador.

¿Cuáles son las características del Buen Pastor? Resaltaré algunas.

Primero es la capacidad de entrar en empatía con sus ovejas. En efecto, el Evangelio subraya que el pastor reconoce a sus ovejas y las ovejas reconocen a su pastor. Es decir, se entabla una relación de doble vía, donde ambas partes se conocen y reconocen. Y esto es fundamental, en ciertos procesos si quiere esta característica les da legitimidad a los liderazgos, o visto de otra forma, se da cuando el poder se convierte en autoridad.

En segundo lugar, otra de las características es el afán del Buen Pastor por lograr atraer a las ovejas de otros rediles, esto en el sentido de hacer lograr una universalidad, es decir, lograr la consolidación de un gran rebaño. Y esta característica sí que es importante por la cantidad de personas que en muchas oportunidades quedan sencillamente excluidas o marginadas de los grupos. Así, se demuestra la importancia de todas las ovejas, no solamente una, sino todas y cada una. Que nadie se quede por fuera.

En tercer lugar, una característica del Buen Pastor es la importancia de tener un rebaño y un pastor. Y más que la imagen de una persona, lo que está de fondo es la capacidad de compartir valores y sueños, como la forma de aglutinar a todos los miembros del grupo, familia, equipo, rebaño en un mismo horizonte. Y esto sí que es fundamental a la hora de hablar de culturas organizacionales, grandes metas de las instituciones y también de los propósitos y maneras de comportarse de la familia. El propósito común de la gran unidad.

Finalmente, cuando todo lo anterior se ha ido consolidando en un proceso genuino, viene la última característica del Buen Pastor, es quien tiene la capacidad de dar la vida por sus ovejas. Es decir, que está decidido a no solo entregar, sino entregarse por los otros. Es una apuesta completa y total. Y en el fondo, es un mensaje para todas las ovejas, de vivir una profunda solidaridad entre ellas también. Es lo que han llamado sentido de corresponsabilidad de todos con todos.

Pues bien, esta imagen del Buen Pastor que nos presenta el Evangelio puede tener una fuerza muy grande para vivirla en distintos escenarios. Tales como los gobiernos, que, en muchos casos, no comprenden el poder como la capacidad de servir, sino de hacerse vivir a ellos mismos. Y peor, que quieren dividir y no aglutinar.

En el campo familiar, sí que es relevante. Pues una familia que logra integrar estas dinámicas potencia las posibilidades de cada uno de sus miembros. Una familia, que logra tener unos padres que sean unos buenos pastores, permitirán a sus hijos vivir de manera amorosa y exigente que les permita formarse para enfrentar la vida con seguridad en sí mismos y con la tranquilidad de contar con el grupo.

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