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¿Se puede vivir con un narcisista?

La clave es el fortalecimiento personal

Carlos E. Climent

10 de dic de 2022, 11:25 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:22 p. m.

Es posible vivir con alguien egocéntrico, prepotente o intolerante a la crítica. También es posible compartir la vida con alguien frío o indiferente, si no hay otra alternativa. Pero no es posible, ni deseable, convivir con una persona que carece de afectos verdaderos y que además hace daño por su conducta reiterativamente conflictiva y tóxica. En otras palabras, es posible, compartir la vida con un narcisista siempre y cuando este último acepte su carácter controlador egoísta y responda positivamente a la confrontación. Algo bastante improbable.

En cualquier caso, la contraparte sana de la relación debe fortalecerse para estar en capacidad de poner límites a las conductas dañinas y decidir el grado de patología que va a tolerar. El fortalecimiento permite actuar y darse cuenta de que no solamente no ocurre nada terrible cuando se ponen límites al maltrato, sino que el resultado de tal acción es siempre liberador. Una vez que se han impuesto los primeros límites, el carácter dominante del narcisista deja de asustar.

Poner límites le resulta muy complicado a muchas personas, especialmente aquellas que por su pasión por la comodidad se vuelven expertas en conciliarlo todo. Esa es la razón por la cual es indispensable perder el miedo a las confrontaciones.

Por arraigado que esté el miedo, cualquier persona puede empezar a poner límites en situaciones y asuntos cotidianos. Las grandes confrontaciones llegarán a su debido tiempo, cuando los límites en asuntos menores hayan ocurrido en diversas circunstancias de manera repetida y consistente.

La clave del éxito es mantenerse firme en los señalamientos. De otra manera, en el momento que la presión afloje, los mismos patrones de comportamiento vuelven a aparecer. El camino es largo y el narcisista se defenderá, con todas sus fuerzas, para mantener el control.

El manejo de un narcisista enquistado en el seno de una familia es difícil y muchas veces requiere ayuda profesional. Cada circunstancia es diferente y representa desafíos distintos.

El fortalecimiento personal va de la mano de una decisión muy importante: la parte sana, no la enferma, es la que debe regir los destinos de la familia. El enfermo, así esté en una posición de autoridad o lleve muchos años manipulándolo todo, no puede ser quien decida los asuntos importantes de la casa. Las familias que no entienden esta posición están condenadas a seguir bajo la tiranía de la enfermedad mental.

Para poder comprobar si es posible la convivencia con un narcisista lo que la contraparte debe hacer es desafiarlo, desnudarlo, incomodarlo, criticarlo, es decir, ponerlo en evidencia. Al narcisista se le debe privar del aplauso, del amor incondicional y de la admiración que es lo que sistemáticamente busca. Hay que irle arrebatando la fantasía

de ser alguien maravilloso sin serlo. En palabras de K. Gibran, El Profeta, hay que “Desmontar el trono que la misma víctima le ha construido a su tirano en el interior de su alma”.

Carlos E. Climent

Carlos E. Climent es médico de la Universidad del Valle y psiquiatra de la Universidad de Harvard. Durante30 años trabajó en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y durante 20 se desempeñó como miembro del Panel de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud.

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