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Carta al Presidente
Pero tampoco nadie entiende el llamado con odio que usted hace a los ciudadanos, y la forma como nos incita a la división y con ello a la violencia.
Presidente: Nunca ha sido, ni es fácil ejercer su cargo. El ejercicio de lo público siempre está lleno de trabas, controversias, frustraciones y desafíos, donde por más buena fe que se tenga, los resultados no siempre se alcanzan. Uno de los caminos para lograrlo con éxito, es mucho de cabeza fría y tenacidad para gobernar, pero también una alta dosis de humildad para identificar lo que se puede y cómo lograrlo.
Inicio recordándole el Artículo 188 de la Constitución Política, que usted juró cumplir fielmente, en el que se recuerda que usted simboliza la unidad nacional y que se obliga a garantizar los derechos, deberes y libertades de todos los colombianos. Y ese juramento lo hizo después de haber sido elegido por una mayoría exigua, pero al ser presidente, con la misión de gobernar en beneficio de todos los Colombianos.
En segundo lugar, reconozco, como definió su mandato, que Colombia tiene muchas necesidades sociales y económicas. Necesidades que tienen que ser enfrentadas en el marco del respeto a las instituciones que tiene nuestra democracia, donde hay tres ramas independientes del poder público: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Esto quiere decir que un Presidente, no está por encima de las tres.
Por esto anterior, nadie entiende sus actitudes recientes, en las que tácita o explícitamente desconoce los pesos y contrapesos de la democracia, descalifica instituciones o medios de comunicación, ignora las decisiones del congreso, o acude a la posverdad para argumentar sus actuaciones. Esto menos se entiende cuando justamente usted prometió proteger esas instituciones.
Pero tampoco nadie entiende el llamado con odio que usted hace a los ciudadanos, y la forma como nos incita a la división y con ello a la violencia. Recuerde que usted debe ser ejemplo nacional, y sus actuaciones polarizantes, poco o nada construyen un mejor país. No olvide que su mandato termina en dos años y es su responsabilidad que el Estado no siga una senda de deterioro, sino que continúe, independiente de las ideologías que nos gobiernen. Tampoco actúe con ‘Síndrome de Adán’. Estado ha existido desde antes, y muchas cosas funcionan bien. Usted no está refundando la nación.
Presidente, tampoco suena muy sensato, que usted se victimice. Nadie quiere ni le está haciendo ni un golpe ni duro ni blando. Muchos de los errores, dificultades y escándalos son de su responsabilidad o de las de su equipo de trabajo.
Mi invitación hoy es a que se ‘serene’. Que intente por un segundo ejercer como Presidente y busque la unidad, que no desprecie el rigor y lo técnico en el diseño de sus propuestas y que construya más consenso alrededor de ellas. Lo invito además a que deje tanto discurso o iniciativa y lo traduzca en acciones. Menos ‘bla, bla, bla’ y más resultados.
De corazón Presidente, quienes estamos en orillas ideológicas contrarias queremos también lo mejor para Colombia. Pero esto no lo vamos a lograr si usted no actúa con nobleza y grandeza de un líder que reúna.
Pero por favor, Presidente, no le quite la esperanza a este país, que siempre hemos tenido, a pesar de los difíciles momentos de nuestra historia.