Columnistas
Ceguera o ignorancia
Necesitamos un liderazgo colectivo que sepa leer y entender el momento histórico de una ciudad como Cali vive en torno a su deporte, en este caso el femenino...
Durante los meses previos al mundial de fútbol femenino pude darme cuenta del escepticismo de algunos respecto de su ejecución. Con argumentos simplistas, propios de una mirada eminentemente mercantilista, y al mismo tiempo miopes, si nos remitimos a la nutrida asistencia de aficionados a varios de los partidos realizados en las tres capitales honradas como sedes de tan hermoso evento, se mostraron preocupados por el devenir del magnífico campeonato y más parecían quejosos resignados a que se llevara a cabo ‘un evento intrascendente’.
Si bien tengo grandes diferencias con muchas de las prácticas del sistema asociado del deporte, esto es ligas y federaciones como la Fifa, reconozco su importancia y la gran contribución que con sus ejecutorias pueden aportar al mejoramiento del mundo en general y en particular a uno de los más importantes Objetivos de Desarrollo Sostenible como aquel que propende por la igualdad de género.
¿Será tan difícil inferir que, si el mundo tiene 7.800 millones de habitantes, mitad de ellos mujeres, cualquier actividad que las involucre reviste la mayor importancia?
¿Es acaso un secreto la cantidad de feminicidios, maltratos, discriminación y vejámenes a los que están sometidas las mujeres en el mundo, y es acaso complejo discernir que unas jóvenes jugando un deporte tradicionalmente masculino envía un mensaje poderosísimo a toda la sociedad en el sentido de que las diferencias son simplemente una tara educativa?
Se necesitan líderes visionarios que sostengan firmes una apuesta sostenida de una Cali sede de la selección de fútbol femenina, que conviertan a esta Cali deportiva en una plataforma en la que se asienten las diferentes dinámicas posibles del fútbol femenino: mujeres como jueces o periodistas deportivas, campos de entrenamiento deportivo para que mujeres del mundo aprenda de Linda Caicedo y su grupo de coequiperas, conferencias acerca de entornos seguros para la práctica del deporte, centros de alto rendimiento enfocados en el fútbol femenino un nicho que si haría viable los inviables centros de alto rendimiento colombianos, salud para futbolistas mujeres y aprendizaje sobre sus lesiones más recurrentes, escuelas de iniciación deportiva en fútbol para niñas entre 7 y 18 años, lideradas exclusivamente por entrenadoras deportivas, campos de entrenamiento ‘de verano’ para que niñas y jovencitas del mundo vengan con sus padres a aprender de fútbol en un turismo novedoso…
Necesitamos un liderazgo colectivo que sepa leer y entender el momento histórico de una ciudad como Cali vive en torno a su deporte, en este caso el femenino, para que lo instrumentalice como la poderosa herramienta de transformación social que es.
Con Diana Rojas estamos ayudando para que la visión de Cali 500 comprenda dimensiones como la descrita anteriormente, que lleven a Cali a una visión compartida y moderna en todos los aspectos de su desarrollo.
Hay que hacer que las cosas sucedan.
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