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Ciclos de guerra y jóvenes combatientes

Firmado el acuerdo con las Farc, ¿caerá Colombia, nuevamente, en otro ciclo de violencia, análogo al que se intentó cerrar con dicho acuerdo?

17 de enero de 2025 Por: Andrés Restrepo
Andrés Restrepo Gil
Andrés Restrepo Gil | Foto: El País.

“Y si te concentras solo en combatir, sin tener hijos, ¿de dónde sacaremos los futuros combatientes?”, le preguntaron sus superiores a Nguyen Thanh Tung, una exmilitante del Frente Nacional de Liberación de Vietnam, una guerrilla comunista conocida internacionalmente como el Vietcong.

Según ella, cuatro de sus ocho hermanos habían perdido la vida en la guerra contra los franceses y cuando culminó la guerra contra Estados Unidos, todos sus hermanos habían sido asesinados. Fue durante esta última guerra que sus superiores, muy seguramente preocupados por los escasos combatientes del presente y los potenciales combatientes del futuro, le insinuaron a esta mujer que la responsabilidad con el movimiento no solo consistía en exponer su vida al frente de las trincheras, sino también de aportar futuros combatientes, para engordar las tropas y sostener la guerra.

Convencida por sus superiores, según lo relata la propia Nguyen Thanh Tung en el documental de Ken Burns y Lynn Novick, la mujer decidió casarse y tener dos hijos. Como sus ocho hermanos, sus dos hijos también perdieron la vida producto de la guerra.

La inquietud por los futuros hombres que sostendrán la guerra se sustenta en un hecho natural y autoevidente: sin hombres jóvenes, no hay guerra que perdure, ni conflicto que se sostenga. En su libro ‘¿Un nuevo ciclo de guerra en Colombia?’, Francisco Gutiérrez Sanín, un profesor de la Universidad Nacional, se formula una pregunta que muchos colombianos nos hicimos: firmado el acuerdo con las Farc, ¿caerá Colombia, nuevamente, en otro ciclo de violencia, análogo al que se intentó cerrar con dicho acuerdo?

En una conjunción de optimismo y escepticismo, la respuesta del profesor Sanín encarna, según mi opinión, una triste realidad: si hay indicios de que no se caerá en un nuevo ciclo de violencia, dice él, tiene que ver con el hecho de que la población colombiana ha envejecido.

Si bien enuncia una serie de factores que podrían desincentivar el inicio de un nuevo ciclo de conflicto, como el crecimiento de las ciudades o índices positivos de educación, hay una variable clave que podría ofrecernos una perspectiva optimista de la situación: Colombia ya no cuenta con tantos jóvenes menores de 25 años, que puedan hacer parte de las filas de un grupo, sostener una guerra, librar un conflicto.

Este grupo etario, según el profesor, es fundamental para garantizar unas operaciones militares sostenidas. Habiendo tantas y tan buenas razones para detener la guerra, es desalentador constatar que las razones sobre las que se fundamenta la esperanza de que este conflicto no se intensificará tengan que ver con el hecho de que hoy ya no contamos con tantas personas jóvenes, capaces de empuñar fusiles, alzar tiendas, cargar un campamento.

Independiente de si vivimos o no un nuevo ciclo de violencia, lo cierto es que hoy la guerra sigue absorbiendo a algunos jóvenes, avocados a un conflicto que estalló mucho antes de su nacimiento y que, tal como se vislumbra en el futuro, perdurará mucho tiempo después de su muerte.

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