COP16, comienzan las tareas

La inminencia de la inauguración de la COP 16 en Cali, nos exige ser muy activos y propositivos ante uno de los encuentros más importantes del año, de enorme repercusión mundial tanto por la temática como por la participación de la mayor parte de los países del mundo y por la difusión de las ideas y decisiones que de ella surjan.

En ese propósito, Colombia puede ser un decisivo participante y nuestros planteamientos deberían ser valientes y atentos a la hora de exponer y escuchar opiniones sobre algunos de los graves problemas que nos toca afrontar en nuestro país, como la calidad del aire de nuestras ciudades, los problemas con el agua y los estragos que en el medio ambiente provoca la minería ilegal, la deforestación, la contaminación de ríos y pérdida de acuíferos.

Respecto a la organización del evento quisiera recalcar con especial énfasis la gran responsabilidad que ha recaído tanto en las autoridades gubernamentales nacionales como las regionales y locales para que tan significativa cumbre sobre la salud de nuestro Planeta sea un éxito y pueda ser una ventana al mundo desde la que se visualice una Colombia en progreso y en camino hacia la búsqueda de la paz, la reconciliación y, también, sobre las propias aportaciones que entienda presentar como segundo país de mayor biodiversidad del mundo. La responsabilidad y compromiso de llevar a buen puerto tan importante evento, no solo es competencia de las autoridades mencionadas, sino que también sobre la población, sin distinciones, recae igualmente la responsabilidad de un comportamiento decente y amable con quienes nos visitan. Nuestra disposición a ayudar y atender adecuadamente, en la medida de nuestras posibilidades, a quienes nos visitarán en esos días será fundamental para mostrar ese lado acogedor que siempre nos ha distinguido y que, con cierta frecuencia, olvidamos practicar entre nosotros.

También el sector hotelero y de servicios debería prestar especial atención para esforzarse y reforzar la buena imagen que ya va alcanzando. Será una excelente oportunidad, más allá de los indudables beneficios económicos que ese sector obtendrá, para demostrar que Colombia también tiene un camino en el importante ámbito del turismo de calidad. Hay sobradas condiciones para ello, solo es necesario ponerlas en práctica, desarrollar decididamente ese potencial bien con iniciativas propias, bien con la atracción de inversión exterior, preferiblemente desde aquellos que son entidades, operadores y grandes conocedores de esa área.

De igual modo, Cali y el Valle tienen una magnífica oportunidad de presentarse ante el mundo con su riqueza cultural, su música, sus costumbres, sus intelectuales, pintores, creadores, artesanos, etc. En definitiva, todo aquello que nos ha conformado, que nos ha dado una identidad propia dentro de Colombia. Es decir, una muestra más de que la Colombia diversa, unida en la diferencia, es rica en sus identidades, las cuales se permite mostrar con orgullo y satisfacción.

El éxito de la cumbre y de las tareas que deben resultar de ella dependerán de la concurrencia positiva de las distintas administraciones, excelentes empresas y agentes sociales que tenemos o con la mejor expresión y disposición de cada uno de nosotros.

Solo así podremos enviar un mensaje claro al mundo de quiénes somos, de nuestro buen hacer y, de paso, una reflexión positiva de cómo y por dónde debe conducirse los cambios que nuestro país necesita sin más dilación.