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¿Cuál Tapón?

La historia demuestra que las masas de seres humanos impregnadas de un propósito son prácticamente indetenibles.

6 de enero de 2025 Por: José Félix Escobar
José Félix Escobar
José Félix Escobar | Foto: El País

Hace poco más de un siglo Colombia se estremeció hasta lo más profundo a causa de la separación de Panamá. Por ello, quizás como una revancha inconsciente, nuestro país resolvió entregar la frontera terrestre con Panamá a la selva tropical. Desde aquel entonces, ese tupido matorral se ha conocido como el ‘Tapón del Darién’.

Se creía que las condiciones topográficas y la selva volverían impenetrable la zona. Pero no ha sido así. La presión continua de miles de migrantes que quieren ir a América del Norte lleva rápidamente a preguntarse: ¿cuál Tapón? La historia demuestra que las masas de seres humanos impregnadas de un propósito son prácticamente indetenibles.

Es conmovedor y triste el espectáculo de las decenas de muertos devorados por selvas y ríos en el Darién y los miles de ciudadanos de muchos países presas de toda clase de traficantes. Si alguna gran obra de infraestructura se impone es la regularización del paso terrestre-acuático entre Colombia y Panamá.

Nada de fabulosos trenes eléctricos elevados que unan Buenaventura con Barranquilla. El destaponamiento del Darién es la continuidad lógica de la carretera Panamericana que arranca en el sur del continente y debería llegar al norte sin los obstáculos naturales hoy existentes.

Como se sabe, China tiene nostalgia de imperio. La llamada ‘ruta de la seda’ ha establecido vías de comunicación para que las materias primas vayan a China y los productos de ese país oriental se distribuyan por todas partes.

Los chinos acaban de poner su pie en América del Sur con la construcción del enorme puerto de Chancay, al norte de Lima. Su propósito no puede ser más evidente: llevar materias primas como el valioso litio y traer de China toda clase de manufacturas.

El destaponamiento del Darién haría viable y rentable el tránsito de productos por la carretera Panamericana, bien sea de China hacia América o al contrario. Hay que mirar al Pacífico. Si nuestros gobernantes sacaran sus miradas de Gaza y otros lejanos lugares, fijarían como gran política nacional la terminación de la carretera a Buenaventura y el inicio de la construcción de la Mulaló-Loboguerrero.

El puerto peruano de Chancay será una dura competencia para nuestros terminales marítimos. También vale la pena volver a pensar en una conexión directa entre Buenaventura y los Llanos Orientales, como ya se ha propuesto.

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Posdata: Pasó diciembre de 2024 y nadie destacó el segundo centenario de la batalla de Ayacucho. Cualquier país con respeto a las instituciones es consciente de la importancia de poner fin al colonialismo. En diciembre de 1824 los países de América del Sur dieron el golpe de gracia al imperialismo español.

Los populistas se caracterizan por creer que el mundo comenzó con ellos. A esta deformación mental se le conoce como ‘adanismo’ y su presencia en nuestro país ha sido muy frecuente. Quedamos en mora de celebrar como corresponde el segundo centenario de la batalla de Ayacucho.

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Posdata 2: El mundo civilizado espera con atención lo que sucederá en Venezuela el próximo 10 de enero. Si el gobernante electo en las urnas Edmundo González se posesiona, triunfará la democracia. Si el tirano Nicolás Maduro se perpetúa en el poder, nuestra hermana república de Venezuela entrará a la categoría de las satrapías inamovibles como Corea del Norte o Nicaragua.

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