Columnistas
Datos claves en la COP16
Cuando se examina la causa de extinción o reducción en población de las especies, en especial de los mamíferos, el responsable es el ser humano.
Dependemos de un ecosistema balanceado y biodiverso, aunque unas especies son más importantes que otras para la vida humana, caso de las lombrices y las bacterias. Nadie sabe, sin embargo, cuántas especies hay en el planeta; se estima en 8,7 millones, 25% en los océanos y 75% en tierra, sin incluir las formas de vida más pequeñas. Con dificultad se conoce de la existencia y estado de la población de ciertos mamíferos, aves y reptiles.
La biomasa (masa de organismos biológicos vivos en un área o ecosistema en un momento dado) que existe en el planeta se calcula en 546 billones de toneladas de carbón. De estas, el 82% son plantas, 12% bacteria, 2% hongos y 0,4% animales. De este 0,4%, 42% son artrópodos, 29% peces, 8% moluscos, 4% ganado y 2,5% humanos; es decir, representamos únicamente el 0,01% de la vida del planeta. La Tierra es ante todo un planeta de plantas.
Dicho lo anterior, es cierto que hay especias cuya población ha caído y se encuentra en riesgo de extinción, pero no lo es, que en las últimas décadas se ha perdido el grueso de la población animal. Dice Hannah Ritchie, investigadora de Oxford, que la población de algunas especies estudiadas de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces ha decrecido 49%, mientras la población de las otras analizadas creció el 44%; el 7% restante se mantiene estable.
Estos estimativos se originan en muestras puntuales de algunas especies, no todas, en ciertas localidades, y los resultados se extrapolan para todo el planeta, por lo que deben examinarse con cuidado sin restarles su importancia. Contar hormigas y peces, por ejemplo, es casi imposible; es más fácil hacerlo con rinocerontes, osos pandas y polares, especies amenazadas, cuya población en buena hora se ha ido recuperando.
Lo que sí preocupa, es el declive de los mamíferos en un 85% comparado con 100.000 años atrás, desde el surgimiento de los humanos. En aquel tiempo su biomasa se estimaba en 20 millones de toneladas de carbón, pasando a 10 millones a inicio de 1900, y 3 millones en la actualidad. Una caída vertiginosa. La mayoría de los mamíferos hoy son humanos (35%), seguido del ganado (vacuno, porcino, etc.) y mascotas (63%); los mamíferos silvestres totalizan 2%.
Y se alerta del riesgo de una sexta extinción masiva de especies; la pérdida de al menos 75% de las formas de vida en periodos geológicos cortos, de 2 millones de años. Aunque se calcula que el 99% de los 4 billones de especies que han existido sobre el planeta se extinguieron y que estas han sido parte de la evolución del planeta (y sin las extinciones no habría seres humanos), dicen que al paso que vamos podría ocurrir en 37.000 años.
Cuando se examina la causa de extinción o reducción en población de las especies, en especial de los mamíferos, el responsable es el ser humano. La deforestación, la caza, pesca y agricultura lo explican y son su mayor amenaza; el 72% de las especies está en riesgo por su sobreexplotación. Contrario a lo que algunos creen, el cambio climático y la producción de energía, no lo son: amenazan al 19% y 11% respectivamente.
Estos datos, cómodos o incómodos, tienen por finalidad contribuir a un diálogo serio y no ideologizado del estado de la biodiversidad con ocasión del inicio de la COP16, que con acierto se realiza en Cali. Si bien su alcance está delimitado por unos objetivos definidos por la ONU, es una oportunidad especial para la toma de conciencia sobre su importancia y de acciones responsables para su protección. Más en Colombia, uno de los países más biodiversos del planeta, pero también, con mayor demagogia ambiental.
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