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Óscar Guzmán Moreno | Foto: El País

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Desbloqueo para el Valle del Cauca

Otro caso ilustrativo es el del dragado del puerto de Buenaventura, van doce años discutiendo si se debe o no realizar la profundización del puerto.

28 de septiembre de 2024 Por: Óscar Guzmán Moreno

El retraso de los macroproyectos en infraestructura en el Valle del Cauca depende en gran medida de los recursos del presupuesto nacional a través del modelo que se determine, ya sea mediante la figura de iniciativa pública, asociaciones público-privadas (APP) u otro modelo que se apruebe.

En las últimas dos décadas, importantes proyectos no se han iniciado, mientras que otros enfrentan gran incertidumbre respecto a su ejecución. La constante en estos macroproyectos ha sido la demora. Los años pasan sin que las grandes metas de infraestructura, bajo responsabilidad de la nación, se pongan en marcha o nos brinden un panorama claro sobre su realización. Mientras otras regiones avanzan, nuestra velocidad impacta en la competitividad.

Después de asistir al último ‘Bloque Regional y de Congresistas’ sobre infraestructura, reconfirmo que después de varios gobiernos y la ineficiente ejecución, ha llegado el momento de que el sector público, privado, los gremios y la sociedad civil unamos esfuerzos y exijamos al gobierno nacional el respaldo y cumplimiento para ejecutar estas obras. Resulta increíble que, al hacer un poco de retrospectiva, aparezca en el panorama la doble calzada Buga-Buenaventura, que conecta con el puerto más importante del Pacífico y de Colombia. A pesar de haber sido iniciada en el año 2007, demoró dieciocho años para estar completamente financiada y adjudicada y aun así, faltan algunos años para que se concluya en su totalidad.

Lo anterior, es solo un ejemplo de lo que no podemos seguir permitiendo en nuestra región. Otro caso ilustrativo es el del dragado del puerto de Buenaventura, van doce años discutiendo si se debe o no realizar la profundización del puerto. Mientras tanto desde México hasta Chile ya cuentan con la profundización. Cada día que pasa, seguimos perdiendo competitividad y carga con la excusa de encontrar la mejor figura para su financiación.

Por otro lado, la vía Mulaló-Loboguerrero, de 31.8 km, que reduciría en 52 km el recorrido de la carga del Valle del Cauca y el sur del país, fue adjudicada en 2014, y diez años después seguimos sin saber qué ocurrirá con la obra. Existe el riesgo de que los recursos destinados a este proyecto sean redirigidos a otras regiones.

Asimismo, la concesión del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón va ya en su cuarta prórroga, y a la espera de conocer los términos y condiciones para el proceso de licitación, así como de la asignación de recursos y la adquisición de terrenos para la construcción de la segunda pista.

Del mismo modo, el tren de cercanías, un proyecto crucial para mejorar el transporte en Cali, Jamundí, Yumbo y Palmira, aguarda el aval técnico y fiscal. Además, la carretera del Siglo XXI, que conectaría la Orinoquía con el Pacífico y ofrecería importantes oportunidades en sectores como agricultura, agroindustria y turismo, está en proceso de solicitud, al menos para avanzar con los estudios y diseños.

Todo esto, para subrayar que debemos actuar de inmediato; dejemos de aceptar gestos, promesas y palmaditas por parte de los gobiernos. No basta con hablar de unidad; necesitamos traducir nuestros sueños y necesidades en acciones concretas.

Deben reconocerse los esfuerzos de la Gobernación, congresistas, CIEV, Propacífico y los gremios, quienes han trabajado para el desarrollo de los macroproyectos. Sin embargo, considero que hemos sido demasiado pacientes. Por ello debemos actuar ya y en bloque para desbloquear al Valle del Cauca.

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