Editorial
El futuro del aeropuerto
Si bien el Bonilla Aragón aún no alcanza su máxima eficiencia, nada debería poner en riesgo la competitividad que hoy alcanza, o que en el corto plazo se frenen los planes de expansión tanto en número de viajeros como frente a la posibilidad de abrir nuevas rutas aéreas.
El normal funcionamiento, la idoneidad administrativa y la competitividad deben ser los factores que primen a la hora de definir quién se encargará del manejo del Aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón a partir del próximo 30 de abril. Las autoridades nacionales deben garantizar que no se generará ningún traumatismo si la decisión es que la Aeronáutica Civil asuma las riendas del terminal aéreo por menos de un año, mientras se elige al nuevo operador.
La preocupación manifestada ante el Ministro de Transporte por la Gobernadora del Valle, el Alcalde de Cali y diversos líderes y gremios de la región, tiene sustento. Hoy el Aeropuerto ubicado en Palmira, que presta sus servicios a la capital del Departamento, es uno de los tres con mayor tráfico del país, con una movilización anual de 6,8 millones de pasajeros y con conexiones directas a 19 destinos nacionales y 6 internacionales.
Si bien el Bonilla Aragón aún no alcanza su máxima eficiencia, nada debería poner en riesgo la competitividad que hoy alcanza, o que en el corto plazo se frenen los planes de expansión tanto en número de viajeros como frente a la posibilidad de abrir nuevas rutas aéreas. En duda no está la capacidad de la Aerocivil para administrar la terminal aérea, ya que la entidad estatal cuenta con la experticia para hacerlo y hoy está a cargo de 53 aeropuertos en el país.
La cuestión es si se justifica hacer ese cambio cuando en enero próximo, es decir en máximo nueve meses, se tendrá que haber definido a quien será el nuevo concesionario privado. Hay preguntas que deberán ser resueltas, por ejemplo, qué pasara con los $30.000 millones que, de acuerdo con la gobernadora Dilian Francisca Toro, dejaría de recibir como contraprestación la ciudad de Palmira. O si, por tan corto tiempo, habría que cambiar los contratos vigentes de los arrendatarios de espacios comerciales en el Bonilla Aragón, al pasar el manejo a una empresa del Estado.
En las decisiones debe primar el interés de la región y de quienes utilizan a diario el Aeropuerto que sirve a Cali y al resto del Valle del Cauca. Si bien ya hay un proceso de empalme entre el saliente concesionario y la Aerocivil, según se ha conocido, es primordial analizar si lo más oportuno es firmar un otrosí por los meses que restan para surtir el proceso de selección del operador entrante.
Las voces de los líderes, gremios y ciudadanos de la comarca hay que escucharlas, son sensatas, además buscan preservar el buen funcionamiento del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, garantizar la movilidad de pasajeros, el transporte de carga y que no se frene el desarrollo positivo que se ha alcanzado en los años recientes ni los planes para la expansión de sus servicios. Así mismo, se debe conseguir que sigan asegurados los ingresos además de los múltiples beneficios que tanto Palmira como la región perciben a través de la operación del terminal de aviones.
De la articulación que se adelante con el Gobierno Nacional para hacer la debida transición de la concesión, dependerá que el aeropuerto internacional Alfonso Bonilla Aragón mantenga su eficiencia y competitividad.
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