El parque de la muerte

Hasta hace poco tiempo se conocía como el Parque del Perro, una zona apacible de Cali, San Fernando viejo. Una estatua del perro, no conozco su historia, era su referente. Casonas viejas, ambiente sano, los niños salían a jugar, los mayores a caminar. Poco a poco se fue comercializando hasta que se convirtió en una especie de mercado persa, lleno de tienditas, ventas de champú, barcitos, metederos, el tráfico se fue haciendo imposible y el ruido, la algarabia, los borrachos y los consumidores de droga, sacaron a sombrerazos a los residentes de antaño.

Todo esto fue ‘sucediendo’ poco a poco sin que nadie, ninguna administración, se diera cuenta del despelote en que se estaba convirtiendo la rotonda. Creo que un Roy Barreras tuvo la brillante idea de cerrar uno de los accesos vehiculares para poner ‘restaurantes’ con terrazas. Mandó a fabricar unas ‘macetas’ para darle un ‘aire tropical’ al entorno, que a la larga se convirtió en parqueadero de motos. La alcaldía pasada tuvo que destrabar este engendro y los automóviles volvieron a circular.

Hasta aquí ya es bastante sórdida la historia. Pero ahora, en menos de dos meses, han sido asesinadas con arma blanca tres jóvenes. El último hace cinco días, degollado, lean bien: degollado con un cuchillo para robarle el celular. Salía con su pareja después de tomarse unas cervezas, se dirigían a su casa caminando, quedaba cerca.

Lo degollaron ante la presencia impávida de los que se hallaban en la zona, lo dejaron tirado, abandonado, hasta que se desangró. Nadie vio, nadie habló. Un joven de 27 años, con la vida por delante. Excelente estudiante, buen hijo, sin vicios ni cuentas pendientes, así que no se puede endilgar la consabida frase de “ajuste de cuentas”.

El parque de la muerte. Bien pueden quitar al perro del pedestal y poner una guadaña y una calavera como símbolo. En esto quedó convertida esta rotonda. Llena de cuchitriles, droga, rateros y asesinos.

Y así muchos lugares de esta ‘sucursal del miedo’ en que vivimos. Qué tal los antros de mala muerte de la antigua Avenida Sexta, el mugrero y el desorden, ni hablar de ciertos sectores de San Antonio.

No quiero referirme a la carencia absoluta de andenes, rampas para sillas de ruedas, las avalanchas homicidas de motociclistas, el irrespeto y la agresividad.

El terror de quedar atrapado en un trancón porque se juega la vida, pinchada de llantas, atracadores en moto, falsos accidentes para aprovechar la confusión.

No pongo en duda la voluntad del actual alcalde, pero Cali necesita acciones contundentes. Ya se sabe el inventario de lo que el mandatario recibió y no recibió. Eso es lo que hay y tenemos que unirnos todos para tener de nuevo una ciudad normal. No hay justificación alguna para lo que está sucediendo en materia de seguridad. Lo de los asesinatos de arma blanca (y corazón podrido) tienen que acabarse, los cuchitriles con licencia de funcionamiento también, los antros ni se diga.

Cambio de tema. La marcha de este domingo NO es de derechas ni izquierdas, no le metamos politiquería barata y vulgar a esta manifestación que es de TODOS sin distingo de clase ni partidos. Todos los ciudadanos, los civiles que estamos descontentos de este gobierno mal llamado “del cambio”, podemos y debemos salir a pedir respeto por este país, en el cual solo se está respirando aire viciado de populismo, revanchismo, odio generalizado hacia todo y por todo, desorientación y mentiras, revanchismos rastreros.

Defendamos nuestros derechos, defendamos nuestra democracia, marchemos unidos, todos somos UNO. No podemos permitir que Colombia se desintegre a pedazos como está sucediendo. O la hacemos ya o no lloremos después. Estamos en un punto de inflexión. ¡El pueblo somos todos!