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El rey de las aguas heladas

Son las reglas de la natación de aguas abiertas. Las temperaturas oscilaron entre los 13 y 17 grados Celsius. Por eso, con la triple corona, lo llaman ‘el rey de las aguas heladas’.

18 de agosto de 2024 Por: Santiago Cruz Hoyos

El rey de las aguas heladas se llama Jorge Iván Agudelo Vargas, pero todo el mundo lo conoce por su nombre artístico o más bien, deportivo: Jorge Iván del Valle. Nacido en Tuluá, acaba de conseguir la Triple Corona de Natación en aguas abiertas en California, Estados Unidos.

Es un reconocimiento a los nadadores capaces de superar tres desafíos: cruzar a nado el Canal de Catalina, 34 kilómetros de puro mar, lo que Jorge logró en 2022 después de diez horas y 19 minutos de brazadas. Fue el primer colombiano en lograrlo.

El segundo desafío consistió en cruzar el Lago Tahoe, con una distancia de 35 kilómetros, algo que hizo en julio pasado, y el tercer reto fue atravesar el Canal de Santa Bárbara, desde la isla de Anacapa (una distancia de 20 kilómetros) en 5 horas y 20 minutos. Aquello lo logró este 10 de agosto, justo el día de su cumpleaños.

“Fui visitado por leones marinos, delfines y una ballena en mi nado de cumpleaños. Los vientos tranquilos permitieron condiciones agradables. La natación fue pilotada por el capitán Jed Beck en Faith y observada por Karina García. Fui apoyado por mi kayakista, Julián Chirivi”, cuenta.

No está de más decirlo, pero todos estos nados los hizo sin la ayuda de un traje de neopreno, ni grasas aislantes para el frío. Son las reglas de la natación de aguas abiertas. Las temperaturas oscilaron entre los 13 y 17 grados Celsius. Por eso, con la triple corona, lo llaman ‘el rey de las aguas heladas’.

“Son nados muy difíciles en los cuáles tengo que adaptar mi cuerpo y mi mente para resistir por muchas horas en mar abierto, en medio de la oscuridad y el frío, en un lugar que es ajeno a mí, donde puedo encontrarme con un sinfín de fauna marina y que las condiciones pueden afectarme en cualquier momento y en las que estoy exponiendo mi vida por todo lo que puede suceder”.

Es curioso: Jorge Iván del Valle puede nadar junto a tiburones, como ya le ha pasado, y no siente miedo. En cambio, las medusas puedan hacer que entre en pánico. Es alérgico. Cuando lo rozan siente ganas de parar y rascarse ese ardor “que es como una cosa eléctrica pegada en tu cuerpo”. Sin embargo no son sus únicas dificultades.

“Es difícil y frustrante el proceso de conseguir patrocinios y compaginar la vida normal con esta pasión, hacer historia para el deporte colombiano ha sido doloroso y tengo marcado en mis memorias todo lo que esto ha significado, empezando cuando tuve que salir huyendo de mi país en 2021 porque me golpearon y me amenazaron de muerte”, cuenta.

A Jorge lo conocí en julio de 2023, justo después de terminar una de sus hazañas: cruzar a nado el Canal de Kaiwi, en Hawái. Son 45 kilómetros de un mar tan turbulento que los nativos lo llaman ‘el Canal de los huesos’, por los huesos de los pescadores que se han ahogado y que han aparecido entre las islas Oahu y Molokái.

Entonces, me contó esa historia. Salió de Colombia por las denuncias que hizo por corrupción en el deporte, lo que le cerró muchas puertas, y por una amenaza de muerte que recibió de alguien cercano y quien lo agredió físicamente.

“Es muy triste cuando uno se pone a investigar cómo llegan los dineros al deporte y cómo se reparten. Uno empieza a ver un montón de corrupción, de desvíos de dineros. Esa corrupción termina robándose los sueños de los deportistas. He denunciado esto, me he ganado enemigos, pero es algo que debo hacer”, dice Jorge desde un aeropuerto en Estados Unidos, donde continúa recordando cómo logró la triple corona de California.

“La disciplina es clave para llegar hasta donde quieras, es lo que me ha mantenido a flote. Estoy cansando de ese positivismo tóxico que vemos en redes sociales, porque hay días en los que me cuesta entrenar, además porque lo hago solo, entonces es ahí donde la disciplina es lo que me ha salvado. Por otro lado, también me emociona y me genera agradecimiento con las personas que me han acompañado a lo largo de estos años, y que tienden puentes como los que cruzo mientras nado. Aguas abiertas es un deporte muy costoso y me toca trabajar muy duro para cruzar al menos un canal de estos. Es muy difícil practicar este deporte, sobre todo siendo de Colombia, que solo vive del fútbol y el presupuesto que asignan para los demás se lo terminan robando los políticos y dirigentes deportivos de turno”.

Jorge vive en San Francisco, una ciudad que le abrió sus puertas y le ha permitido llamarla ‘hogar’, aunque lejos de su familia y amigos. Son los que quisiera abrazar cuando termina un nado. Cuando se despide rumbo al avión, repite una frase: “Nos vemos en el agua”.

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