Opinión
Elly está muy triste
El Bulevar -dijo con entonado acento- debe ser un espacio de solaz para caminar y disfrutar del clima de Cali, que en las tardes nos regala la brisa que viene de Los Farallones
El hundimiento de la Avenida Colombia, que dio origen al llamado túnel mundialista y encima de este al Bulevar del Río, es obra y gracia de la arquitecta caleña Elly Burckhardt de Echeverri a quien se le deben, junto con su marido ya fallecido Tulio Echeverri Roiz, muchas obras emblemáticas de esta ciudad.
A raíz del despelote en que se ha convertido el Bulevar, este pajarraco dialogó brevemente con su diseñadora quien, a pesar de sus bien vividos abriles, conserva la mente sana en su cuerpo ídem, expresó su desconsuelo al ver cómo su obra se desdibujó totalmente y es hoy todo lo contrario a lo que con tanto espíritu de caleñidad salió de su mesa de arquitectura.
El Bulevar -dijo con entonado acento- debe ser un espacio de solaz para caminar y disfrutar del clima de Cali, que en las tardes nos regala la brisa que viene de Los Farallones y unas noches cálidas y amables y no lo que hay ahora.
Se refirió entonces a lo que se ha convertido el Bulevar, que no es otra cosa que un resumen de lo que es hoy nuestra ciudad: proliferación de ventas ambulantes sin control alguno, música estridente en cada local, expendio de licores sin autorización, comercio de drogas y estupefacientes, ausencia de autoridad, bailoteos de reguetón, música electrónica, comercio sexual y, en fin, un verdadero infierno.
Las bancas y sitios de reposo para los caminantes se volvieron asentamientos de vagos y meretrices que se han ido desplazando de la Plaza de Cayzedo y donde ofrecen sus luengas carnes a los pensionados, a quienes por unos miserables pesos los conducen a unos cuchitriles de mala muerte para calmarles sus cada vez más tímidas arrecheras.
Los pocos turistas que se atreven a recorrer el Bulevar salen espantados y se preguntan, ¿a dónde diablos nos hemos ido a meter? Y si les coge la noche, de inmediato son atracados impunemente como sucede también con quienes muy de mañana se atreven a hacer ejercicio y trotar porque también llevan del bulto.
Y es que el Bulevar del Río debe cerrarlo la sanidad, que llamaban, y el Municipio de Cali para depurar todo ese bajo mundo que perjudica enormemente a los pocos comerciantes que con esfuerzos enormes han montado como Dios manda sus restaurantes y estaderos.
Paralelo con un control policial estricto hay también que cerrar, clausurar esas covachas que no sirven para otra cosa que para hacer prosperar el vicio.
Algo ha dicho la Alcaldía en torno a ‘purificar’ el Bulevar y ojalá eso se cumpla. Porque no hay derecho a que uno de los lugares de Cali más icónicos, colindante con el río tutelar, el Puente Ortiz, el Edificio de Coltabaco y la Ermita, tenga tan deprimente escenario.
Urge un gran movimiento para salvar este espacio antes de que siga “in crecendo” la anarquía y el desgobierno. Si fuimos capaces de recuperar la Plaza de Cayzedo lo propio hay que hacer con el Bulevar del Río, y que mientras tanto Elly ni se acerque por allí porque podría darle –Dios no quiera- un sincope o un patatús.