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Fármacos adictivos

No se puede ignorar la capacidad adictiva de analgésicos y ansiolíticos de fácil adquisición.

3 de septiembre de 2023 Por: Carlos E. Climent
Carlos E. Climent
Carlos E. Climent | Foto: El País

Pain Killers, la popular serie de Netlix, es un resumen del libro de Patrick Radden Keefe, El Imperio del Dolor, la trágica historia de la adicción a la oxicodona, un potentísimo analgésico que se comercializó con el nombre de OxyContin. Que fue fabricado, mercadeado y distribuido desde 1990 por Purdue Pharmaceutical de propiedad de la Familia Sackler, que por dos décadas logró mantener la patente exclusiva y se dedicó a explotarla. En septiembre 2021 la justicia de Estados Unidos puso fin a un largo pleito durante el cual los dueños de Purdue Pharmaceutical aceptaron una pequeña responsabilidad sobre su enorme rol en la crisis de los opioides en EE.UU.

La perversidad de la estrategia comercial, agresiva y engañosa, clave para el enorme éxito económico, fue el promocionarlo como la panacea inofensiva para cualquier dolor.

El éxito de la estrategia de mercadeo del OxyContin se debe a la labor estratégica de un miembro de la familia Sackler que vio la mina de oro que tenía por delante. Promocionó el opioide como un analgésico para aliviar cualquier tipo de dolor, sin riesgo alguno. La campaña tuvo especial cuidado en comprar las conciencias de funcionarios claves del más alto nivel de los servicios de salud de los Estados Unidos y redondeó una positiva imagen social a través de millonarias donaciones a facultades de medicina y museos prestigiosos donde el nombre de la familia Sackler aparecía en placas de reconocimiento por la labor “humanitaria” que prestaba.

Gracias a la enorme capacidad de manipulación de sus campañas publicitarias, que incluía, entre otras, utilizar vendedores atractivos para convencer a médicos que se convirtieron en los peones del gran negocio. Muchos médicos no se percataron de la grotesca manipulación de la que eran objeto, pero también muchos otros simplemente obraron sin principios éticos y con una voraz codicia para hacerse a unos jugosos ingresos.

Una parte fundamental de la estrategia de la familia Sackler era comprar la conciencia de muchos médicos para extender el uso del OxyContin para cualquier tipo de dolor. Pero la estrategia no solo les permitió amasar una enorme fortuna, sino que también dejó un millón de muertos y creó una dependencia en varios millones de personas.

La base del mercadeo era la eficiencia de la droga contra el dolor, que es cierto, combinado con el argumento que la droga producía dependencia solo en las personalidades adictivas, lo cual es falso. Cualquier persona que use estos medicamentos descontroladamente puede quedar atrapada en una adicción.

El uso indiscriminado de fármacos altamente adictivos, que se siguen promocionando como inofensivos, seguirá siendo un problema real porque se siguen formulando irresponsablemente y pueden adquirirse con relativa facilidad. Entre los analgésicos, unos pocos ejemplos además de la oxicodona, son la hidrocodona, el tramadol, la oximorfona, la codeína y el fentanilo. Entre los tranquilizantes están las benzodiazepinas como el clonazepam, el alprazolam, el lorazepan, entre otros.

La prevención de graves consecuencias está en manos de médicos responsables y de pacientes y familiares informados sobre los innegables beneficios y los riesgos reales de estos fármacos.

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