Columnistas
Fraternidad para sanar el mundo
Recordemos que en 1968 se realizó en Bogotá el congreso eucarístico internacional con la presencia, por primera vez en nuestra patria, del papa San Pablo VI con el lema ‘Vínculo de caridad’.
Se inicia este domingo el 53 Congreso Eucarístico Internacional en la ciudad de Quito, Ecuador, con el hermoso lema: ‘Fraternidad para sanar el mundo’. Estos eventos se iniciaron en el año 1881 en Lille, Francia, en tiempos de León XIII para contrarrestar la mentalidad racionalista, materialista y atea que pretendía menguar la fe de los cristianos del mundo en la máxima realidad de fe que es la Eucaristía, establecida por Jesús en la última cena del Jueves Santo.
Además, León XIII con la encíclica ‘Rerum novarum’ inició la organización de la doctrina social de la Iglesia como respuesta a los problemas de la industrialización que manipulaban la realidad laboral de muchas personas. De esta forma, el papa León XIII vincula la Eucaristía con una proyección social concreta hacia el servicio de los más necesitados.
Desde sus orígenes, los congresos eucarísticos pretenden reavivar la conciencia de la presencia Eucarística de Cristo entre nosotros como una realidad que está en el corazón de la Iglesia y en su misión evangelizadora y social. Recordemos que en 1968 se realizó en Bogotá el congreso eucarístico internacional con la presencia, por primera vez en nuestra patria, del papa San Pablo VI con el lema ‘Vínculo de caridad’.
‘Fraternidad para sanar el mundo’ es un lema que coloca sobre el tapete del mundo, tan herido por las guerras y violencias del mundo, el compromiso de comprender, una vez más, que todos somos hermanos (Mateo 23,28) y que cualquier guerra es siempre un atraso garrafal de la humanidad y una violación muy grave de los derechos humanos. Así, unidos como una sola familia, podemos sanar en la caridad los dolores y las heridas de nuestros hermanos.
Al mismo tiempo, la conferencia episcopal de Colombia inicia hoy la semana por la Paz con otro lema que hace eco al congreso eucarístico mundial y nos invita indudablemente a seguir siendo artesanos de la Paz: “Uniendo voces, construimos país”, el diálogo entre los actores de un conflicto no puede caer en el vacío. Es un diálogo basado en la verdad, en la justicia, en la equidad y en el perdón. El diálogo hace amigos. El silencio hace cómplices.
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