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¿Usted dice mentiras?

La mentira está en la vida de todos y solo procesos de conciencia logran mejorar la imperfecta condición humana

10 de abril de 2023 Por: Vicky Perea García

Resulta que nos estamos encontrando con que el mundo nunca fue, ni es, ni será perfecto. El mundo como en el tango aquel, “es una porquería”, con la diferencia de que si hacemos conciencia, este mundo podría ser mejor. No es que hayamos sido perfectos y nos estemos ‘dañando’, si no, por el contrario, de dañados ‘sin conciencia’ podemos aspirar a ser mejores aceptando la imperfecta condición humana. Entonces “por naturaleza” tenemos todos los defectos, vicios y malos manejos posibles.

Como dijo alguna vez Turbay Ayala, expresidente nefasto de Colombia, “debemos reducir la corrupción a sus justas proporciones”. Porque todos somos corruptos, mentirosos, infieles, “el perverso polimorfo” del que habló Freud. La cultura tiene la ‘obligación’ de aconductarnos, solo que la cultura que somos todos, colocó estándares de ángeles para seres humanos y nos quedó grande la tarea. Nos quedó grande el desafío.
Debería ser al contrario: en vez de descender, defraudándonos por metas muy altas de perfección, debemos ascender desde la imperfección a niveles mejores de comportamiento. Así cada logro, por mínimo que sea, nos enriquece. Y no, cada fracaso mirado desde la perfección que ‘deberíamos’ tener nos vuelve ‘chicuca’ por incapaces.

La naturaleza humana es imperfecta. No es ‘natural’ ser honestos, leales, fieles, solidarios, generosos, no. Son la educación de casa y de la escuela, las encargadas de ‘pulir’. En experimentos que se hacen con niños para medir la ‘bondad’ de su naturaleza, es fácil constatar que si el pequeño no tiene alguien que lo vigile, fácil, ‘naturalmente’ roba, hace trampa o asume una conducta que lo favorezca, pasando por encima de los demás.
Es ‘natural’ sino lo aprende a hacer de otra manera. O sea que son la educación y el ejemplo los ‘correctivos’. No es por naturaleza que somos incorruptibles, bájese de esa nube. Si no lo educan para ser honesto y si no tiene ejemplo a seguir, entonces…

Usted, como yo, como todos, decimos mentiras. Aún más, la publicidad puede convertirse en el mundo ‘oficial’ de las mentiras. ¿Qué tal la moda? Y el mundo del marketing, ¿en dónde queda? ¿Los vendedores acaso no dicen mentiras? La mentira es connatural a la condición humana. Eso no significa que se la deba fomentar o tolerar. Pero recuerde que cuando alguien miente es porque, posiblemente tiene miedo. Un mentiroso 24/7, puede bordear el reino de la psicosis porque vive en ‘otro mundo’, fuera de la realidad y se cree sus propias mentiras.

Pero lo que sí es cierto es que es totalmente imposible encontrar un ser humano que no haya dicho una mentira. Las mentiras pueden significar protección, miedo, descaro, abuso, afecto, cobardía, promesas, venganza… por ello, cuando alguien miente, el primer cuestionamiento no es para el ‘mentiroso’ sino para quien se le dice la mentira. Este interlocutor ‘produce’ algo en el otro, que lo mueve a utilizar la mentira como barrera protectora. La rigidez de la cultura, los estándares de perfección, la crítica a los errores, el juzgamiento a lo diferente, hacen que la mentira se pasee por todos los escenarios. No todo mentiroso es ‘malo’ o depravado. La mentira está en la vida de todos y solo procesos de conciencia logran mejorar la imperfecta condición humana. O es que acaso usted nunca ha dicho una mentira…

Sigue en Twitter @revolturas

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