Columnistas
Gratitud
Cuando esperamos más de la vida y creemos que no estamos recibiendo lo que “merecemos” nos vamos volviendo negativos y soberbios.
Gabriela Mistral escribió refiriéndose a Jesús, “me enseñó que unas gracias o un perdón lo pueden cambiar todo”.
La vida con gratitud es la mejor manera de vivir en paz. Al levantarse en las mañanas, lo primero que deberíamos hacer es dar gracias por estar respirando.
Pero no solo es dar las gracias a la gente cuando recibimos algo, es una gratitud que viene desde el corazón, por las cosas más insignificantes y por las oportunidades que nos da la vida para seguir creciendo en conciencia. Dar gracias por el canto de los pájaros o el sonido de la lluvia al caer o la caricia del viento en nuestros rostros.
Cuando esperamos más de la vida y creemos que no estamos recibiendo lo que “merecemos” nos vamos volviendo negativos y soberbios.
Podemos tener de todo lo material en la vida, podemos ser unos triunfadores en nuestro trabajo, tener el mejor carro y la mejor pinta, eso puede ser importante, pero tiene que venir acompañado de la actitud correcta de agradecimiento al Gran Espíritu, a Dios o a lo que su fe le dice, y para que sea más correcto, tiene que venir con una gran dosis de mucha humildad.
Cuando estamos comiendo, pensamos en cómo llegó ese alimento a nuestras mesas, toda la gente involucrada para que eso fuera así, desde el cultivador que madrugó a sembrar y recolectar, ¿el transportista que manejó horas para llegar, la persona que los acomodó en el mostrador y la cajera del supermercado, que pasa hasta ocho horas sentada detrás de la caja registradora?
Muchas veces “damos por sentado” muchas cosas, por ejemplo, nuestra salud, solo pensamos en ella cuando nos enfermamos, se nos olvida agradecerle a nuestro corazón, a nuestros riñones, al hígado y a todos los componentes de nuestro cuerpo por estar funcionando bien, dicen los maestros que todos llevamos un médico adentro y funciona con agradecimiento.
Yo por mi parte despido este año con mucha gratitud, fue un año de muchos aprendizajes, que muchas veces pueden llegar a ser dolorosos pero que a la final son para crecimiento. Agradezco mucho a la gente que trabaja conmigo, a mis amigos por estar allí cuando los necesité, a mi familia por el amor que recibí, al universo por tantas dádivas y abundancia.
Cierro esta columna con el poema de ‘Huella Poética’ que leí. “Siento mucha gratitud por cada día al respirar: por el tiempo, la salud y en la vida caminar. Ver las ramas bailotear y las nubes al pasar: Que las aves van volando su libertad celebrando. Y yo siento emoción al sentir mi corazón, que en la vida aquí estoy y alguien como todos soy. Todo un día pasará y un recuerdo quedará: Sobre todo, la actitud de vivir con gratitud”.
Bienvenido un nuevo año con más sueños y aprendizajes, listo para el 2025.