De Tokio a París
Fueron 71 colombianos que fundieron lo mejor de sus regiones y culturas para llevar muy alto nuestra bandera y hacer que el deporte representara sin distinciones a todo un país y nuestra grandeza.
Con lluvia se cerró en Tokio el telón de los Juegos Olímpicos. Desde que se crearon las olimpiadas modernas en 1896, nunca se había vivido algo similar a lo experimentado en Tokio 2020, realizado en 2021. La ausencia de público le dio un matiz diferente a estas justas.
Con emociones y sentimientos encontrados, 11.000 atletas de todo el mundo llegaron a Tokio a cumplir la cita y disputar 339 medallas. Y allí estuvieron nuestros deportistas colombianos, cumpliendo su sueño olímpico, recargando un país entero de esperanza y dándolo todo. Cada uno de ellos con una historia diferente para llegar allí y todos superando grandes desafíos.
Fueron 71 colombianos que fundieron lo mejor de sus regiones y culturas para llevar muy alto nuestra bandera y hacer que el deporte representara sin distinciones a todo un país y nuestra grandeza.
A nuestros deportistas olímpicos les decimos ¡gracias! y los recibimos con el corazón lleno de orgullo. Gracias a los medallistas Luis Javier Mosquera, en pesas; Mariana Pajón y Carlos Ramírez en BMX; Anthony Zambrano, en atletismo; y Sandra Arenas en marcha.
A los tenistas vallecaucanos Robert Farah y Juan Sebastián Cabal por su enorme esfuerzo que los llevó a los cuartos de final y a todos los deportistas que lograron uno de los 12 diplomas olímpicos que ostenta la delegación, por quedar entre los ocho mejores de sus respectivas disciplinas.
Todo nuestro reconocimiento a los abanderados de Colombia en la ceremonia inaugural de los juegos: nuestra campeona de salto triple Catherine Ibargüen, para quien seguramente Tokio será su última cita olímpica y cuya carrera marcará para siempre la historia del atletismo mundial. Gratitud inmensa por lo logrado dejando en alto en nombre de nuestro país; y al boxeador Yuberjen Martínez, quien llegó a los cuartos de final con un polémico resultado, pero que para todos es un ganador, no solo por su calidad deportiva, sino humana.
Gracias a Éider Arévalo, Céiber Ávila, Ingrit Valencia, Rigoberto Urán, Nairo Quintana, Daniel Restrepo, Estefanía Álvarez, Mónica Arango, y a cada uno de los atletas colombianos de esta delegación de campeones, por todo su esfuerzo, disciplina y fortaleza demostrados en su clasificación a Tokio, que nos han regalado tanta alegría. Detrás de cada uno de ellos hay años de sacrificio, resiliencia y disciplina para llegar a cumplir sus objetivos. Todos son ejemplo para una juventud que hoy reclama y merece oportunidades.
Que el deporte nos entregue otra razón como colombianos para seguir creyendo en nuestro país. Que a través de este logremos unirnos en torno a un símbolo de esperanza que nos permita trabajar como equipo, con objetivos claros y seguir adelante como país.
Más allá de ser una práctica sana para la salud, el deporte nos ofrece la posibilidad de movilizar y expandir valores fundamentales para la construcción de una mejor sociedad. Apoyar el deporte es la mejor forma de dar a la sociedad seres humanos formados bajo principios de respeto, solidaridad, sana competencia, compromiso, disciplina y esfuerzo para conseguir grandes metas.
La mirada debe estar puesta en los nuevos talentos y en disciplinas promisorias de cara a París 2024, para lo cual, en Colombia y desde ahora, debemos prepararnos y seguir apoyando cada vez con más fuerza a nuestros deportistas. El deporte es una herramienta de movilidad social pues, de la mano de este, logramos que nuestros jóvenes encuentren oportunidades para su potencial deportivo e inspiración para sus proyectos de vida.
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