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San Judas Tadeo es el patrono de las "causas imposibles". También la Biblia tiene un salmo que alude a quienes tienen dificultades.
En las familias, los hijos suelen compararse todo el tiempo con su hermana o hermano. | Foto: Getty Images / RUNSTUDIO

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La envidia no nos deja ser felices

Que sea la búsqueda del bien común y no los intereses particulares o partidistas la que ayude a todos a superar la envidia.

24 de septiembre de 2023 Por: Arquidiócesis de Cali

Por Monseñor José Roberto Ospina Leongómez, obispo de Buga

Nos cuenta el evangelista que Jesús puso una parábola en la cual un viñador salió temprano a contratar obreros para su viña, y les prometió un denario por el día.

Después salió de nuevo a media mañana, al medio día y a la tarde. Pero cuando ya faltaba solo una hora, fue de nuevo y encontró a algunos y les dijo: “¿Qué hacen ahí parados todo el día sin hacer nada?”. Ellos le contestaron: nadie nos ha contratado. Él les dijo: vayan también ustedes a la viña. Cuando oscureció, dijo el dueño de la viña a su administrador: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tu envidia porque yo soy bueno?”.

Nos dice la Sagrada Escritura que por envidia entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte. Caín mató a Abel por envidia. La experiencia que hemos tenido todos es la de compararnos con los demás. Recuerdo la letra de Desiderata: “Si te comparas con los demás te volverás vano y amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú”. Dice el refrán que: “La envidia carcome por dentro”. He encontrado demasiadas personas tristes, abatidas, inconformes, con rabia en el corazón porque son envidiosas. El amor no tiene envidia, nos dice San Pablo en 1 Corintios 13, cuando habla de la sublimidad del amor.

En las familias, los hijos suelen compararse todo el tiempo con su hermana o hermano: “Es que mi papá prefiere a mi hermano”, por ejemplo, y eso hace que haya rivalidad, que le haga maldades al otro, que no goce con la presencia de su hermano y que lo viva molestando.

Nuestra situación política no es ajena a esta triste realidad, en especial cuando nos acercamos a los comicios electorales.

Que sea la búsqueda del bien común y no los intereses particulares o partidistas la que ayude a todos a superar la envidia.

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