Columnistas
La macrocefalia
A toda hora tenemos que consultar lo que Gustavo Petro opina. La autonomía de las regiones es mínima. Todo tiene que pasar por Bogotá...
En varias regiones no existe gobierno ‘legítimo’, la autoridad es la subversión o el narcotraficante de turno. Conozco dos personas de Cali, quienes requieren salvoconducto avalado por la guerrilla para visitar a sus padres en el Cauca. En la capital existe indiferencia y excesiva concentración de poderes, políticos, económicos, bancarios, comunicacionales, gremiales, etc.
Desde la época de la colonia, la capital es Bogotá. Cuando nos independizamos continuó siendo la sede gubernamental de la Gran Colombia. En buena medida por la actitud política y económica que se ejercía, Venezuela y Ecuador se independizaron. A principios del siglo pasado, Panamá tomó la misma decisión para poder construir el Canal entre los dos océanos.
Cuando escribía anteriormente sobre el tema, provocaba poco interés. No éramos conscientes de la existencia del leviatán que representa para el desarrollo y la equidad, que tanto hablan y hablan los progresistas. Además, padecemos un presidencialismo extremo. A toda hora tenemos que consultar lo que Gustavo Petro opina. La autonomía de las regiones es mínima. Todo tiene que pasar por Bogotá, hasta para viajar de un lugar a otro del país tenemos que ascender al altiplano.
El gobernador de Antioquia, Andrés Rendón, y el presidente del Senado, Iván Name, han priorizado este tema en su agenda. De inmediato respondió el presidente Petro, con un trino falso. Afirma que ellos pretenden concentrar la riqueza, cuando es lo contrario. Está defendiendo el poder que tiene y ejerce.
El poder del ejecutivo es el más evidente, todos los presidentes lo ejercen. Diariamente, les escuchamos opiniones de asuntos que conmocionan al país.
El 22 de enero del 2020, escribí una columna donde me referí a los presupuestos de las cinco principales ciudades del país sumados, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena, y los comparé con el de Bogotá. Eran los presupuestos aprobados para ese año que se iniciaba. Ahora obtuve la información de los ejecutados en el 2023 de las mismas ciudades, tres años después.
En el primer cálculo, en el 2020, los presupuestos de las cinco ciudades sumados representaban el 75% del de Bogotá. Ahora los ejecutados en el 2023 representan solo el 63%, lo cual quiere decir que la diferencia es más dramática. Cada vez Bogotá concentra más riqueza y la periferia más pobreza. Ni que hablar de los territorios más alejados.
Citaré algunos ejemplos de descentralización. En los Estados Unidos se trasladó la capital de Filadelfia a un pequeño caserío, Washington. Se efectuó, para evitar el contubernio entre el sector político y el económico. La concentración es caldo de cultivo de la corrupción. Se prohibió que en la capital se constituyeran o incorporaran las sedes de las empresas con fines económicos. Las capitales de sus estados, en su inmensa mayoría, tienen sus sedes, en ciudades económicamente secundarias. En Chile la sede del parlamento es Valparaíso; en Sur África, los tres poderes de la democracia tienen asiento en ciudades diferentes. En el Brasil se construyó una nueva capital, Brasilia, en medio de la nada, y se abandonó Río de Janeiro. El desarrollo estaba concentrado en la costa atlántica y el centro del país constituía una rémora.
La desconcentración y la igualdad de oportunidades son fundamentales. El camino es largo y difícil, pero es urgente abordar.
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