Columnistas
La poesía sigue girando
Maravilloso sería, la corona de la obra, poder participar en la próxima Feria del Libro de Guadalajara. Para poder colgar los guayos con la satisfacción del deber cumplido, por lo menos con la literatura. Con los amigos. Y también con la vida.
Continúo mi periplo con Mi reino por este mundo versión FCE bajo el brazo. Que presenté en Unilibro de Bucaramanga, a la par con Pablus Gallinazo, quien lo hizo con la nueva edición de La pequeña hermana, novela con la que ganó el Premio Nadaísta de Novela en 1966, más la promoción de su película dirigida por Dago García. Además de la entronización de la República de los Libros, un producto mayúsculo a nivel de la lectura global, por iniciativa de la Casa del Libro total y el apoyo de José Luis Ramírez, de la OEA.
En Cali se celebró la semana pasada, con toda pompa, el Festival Internacional de Poesía, bajo de dirección del poeta Omar Ortiz. Qué abrazos maravillosos en los reencuentros entre poetas de todas las vidas, años ausentes, o tan solo conocidos por la lectura y ahora de cuerpo presente, o absolutamente nuevos en nombre y figura, pero amables y cautivantes. Los intercambios de libros fueron el ritual, así como la escucha de sus cantares. Fue fulgurante el encuentro con José Ángel Leyva, quien publicó en México mi libro Paños menores, que en 2008 me generaría el Premio Chino Valera de la Fundación Rómulo Gallegos. Con Édgar Collazos, Carlos Palau y Leonardo Medina en el coloquio en Oromo, me deshicieron en elogios inéditos. Con cada una de las bellas poetas conocidas y por conocer y con todos los 80 participantes del mundo y de la región.
Y caminé con el equipo cinematográfico de Gildardo Arango por las calles de mi nacimiento en San Nicolás, donde mi casa es ahora una tipografía donde se levantan libros, y por la del barrio Obrero que es ahora un elegante motel, que no sé si por fortuna o descuido no lleva mi nombre.
Ahora viene, del 13 al 17, el Festival Oiga, Mire, Lea, sustentado en novena edición por la Biblioteca Departamental, con autores internacionales como Manuel Villas, de España; Guillermo Arriaga, de México; Claudia Piñero, Carlos A. Scolari y Cecilia Szperling de Argentina y Gabriela Winer de Perú. Más los nacionales Alejandro Gaviria, Víctor Gaviria, Mario Jursich, Sergio Bartelsman, Laura Ardila, Julián Mejía, Velia Vidal, Dina Ospina, entre otros. Más el siempre recordado Nereo López, de quien se hará la primera proyección de la película dedicada a su originalísima obra fotográfica. Una máxima que me llamó la atención de este evento, reza: “Vivir sin leer no es vivir; es permanecer en una noria oscura sin ventilación. Los libros nos dan alas y luz. Aprendamos a volar”. Se me rendirá un homenaje con relanzamiento del libro el jueves 17 a las 2:00 p.m. en el Domo Biblioteca de la Biblioteca Departamental, en acto dirigido por la bienamada Aura Lucía Mera, y con acompañamiento musical de la estupenda cantante Alelí.
Y seguiré a Medellín, donde presentaré la edición del Fondo de Cultura Económica en la Feria del Libro, y haré la donación personal de la máquina de escribir, una Underbrook Estudio 44 de letras cuadradas, que heredé a la muerte accidental, en 1976, del profeta Gonzalo Arango. La recibirá Gustavo Restrepo, director de Otraparte, la casa del maestro Fernando González, en Envigado.
En Itagüí participaré en un Festival cinematográfico en honor de mi coetáneo y figura universal, ahora por encima de Jorge Isaacs, como se buscaba, Andrés Caicedo. Y seguiré las páginas abultadas de Mi reino por este mundo a presentarlas en la Feria del Libro del Eje Cafetero, todo bajo el amparo del FCE. De ahí, por invitación del gobierno de Colombia, a representarlo en la Feria del Libro de Caracas, presentando el mismo tomo. Jejé. Maravilloso sería, la corona de la obra, poder participar en la próxima Feria del Libro de Guadalajara. Para poder colgar los guayos con la satisfacción del deber cumplido, por lo menos con la literatura. Con los amigos. Y también con la vida. Vaya que no.
Todo esto lo cuento, no por envanecerme ni chicanear, que de ello ya estoy curado, sino para certificar que la vida puede conducir con fortuna a quien elige la poesía y no desmaya. Gracias a la poesía y a los amigos y a los amores he llegado a donde nunca pensé llegaría. ¡Bendito sea Dios, porque creó el mundo y todas las cosas. Pero el poeta les dio nombre. Le dijo Dios a Dios al mundo. Le dijo cosa a cada cosa!
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