Columnistas
Las cuchas tenían razón
Algunos artistas callejeros decidieron, seguramente sin motivos políticos, hacer un homenaje a aquellas mujeres, que durante años buscaron a sus hijos.
Como madres, no importa nuestras inclinaciones políticas, no podemos ignorar las plegarias de aquellas mujeres que llevaron sus hijos en su vientre y que por más de 20 años han estado buscando sus cadáveres, así sea para cerciorarse que no están vivos y que no los deben esperar más.
En estos 23 años, noticias esporádicas de la prensa internacional, la BBC de Londres y ‘The Guardian’ hicieron extensos reportajes de madres fantasmas que arañaban una montaña de escombros, pues con instinto materno sabían que allí estaban los restos de sus hijos desaparecidos en la comuna 13 de Medellín.
A mediados de 2014, Juan Carlos Villa, alias Móvil 8, un excomandante paramilitar preso, con el cual el gobierno del momento había hecho un acuerdo para pacificar a Medellín entendió las plegarias maternales y con la oferta de una reducción de penas, dijo que en la escombrera había 93 cadáveres, resultado de la operación Orión. Eran muchachos, que, con el furor de la adolescencia, un día salieron de su casa y nunca más regresaron. ¿Cuántos no hemos sido revolucionarios a los 18 años? Podrían haber sido nuestros hijos.
La búsqueda ha tenido altibajos y solo se tomó en serio después de los acuerdos de paz. Los equipos forenses de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas de la JEP encontraron estructuras óseas. Estos hallazgos enviados a Medicina Legal para los análisis de identificación, al ser contrapuestos con el ADN de las madres, podrán por fin llegar a la identificación de sus hijos.
Ha sido un operativo monumental con retroexcavadoras, pues la remoción de los escombros parecía imposible. Los investigadores dicen que los desmembraron e hicieron huecos pequeños en la tierra para hacer más difícil hallarlos. El objetivo no era producir terror, era borrar toda la evidencia.
Algunos artistas callejeros decidieron, seguramente sin motivos políticos, hacer un homenaje a aquellas mujeres, que durante años buscaron a sus hijos. Para que Colombia no se olvide y no se vuelva a repetir. ‘Las cuchas tenían razón’ lo escribieron con amor.
Si el alcalde de Medellín fuera Daniel Quintero, el mural habría pasado desapercibido, no se hubiera convertido en noticia internacional. ¡Ay, Fico! Con sus ambiciones presidenciales y la necesidad de defender a Uribe, mando a borrar el mural. Que los artistas tengan permiso, que el mural sea feo o bonito, que se use la palabra cucha, es irrelevante. Es un reconocimiento a las madres, no hay mayor dolor que la muerte de un hijo.
La reacción del Alcalde de Medellín se convirtió en una bola de nieve y nueve ciudades de Colombia le hicieron eco. Algunos alcaldes sin olfato político reaccionaron y en Cali hubo un atentado contra los artistas de la calle. Por Dios, dejemos los santos quietos, aceptemos el homenaje. Es reparar lo que se pueda, que Colombia no se olvide y no se repita, además todos hemos tenido una madre. Las cuchas tenían razón.
Regístrate gratis al boletín diario de noticias
Te puede gustar