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Las regiones en la democracia

Esa política democrática es la que lo distinguiría de anteriores gobiernos en Colombia, tanto a nivel nacional, regional o local.

13 de agosto de 2024 Por: Angelino Garzón
Angelino Garzón, columnista El País
Angelino Garzón | Foto: El País

Colombia es un país diverso, conformado por 32 departamentos y por 1.101 municipios muy diferentes entre sí, en su desarrollo económico, social, cultural, étnico y ambiental.

Todos esos departamentos y municipios constituyen varias regiones que caracterizan a Colombia por sus montañas, valles, bosques, selvas, ríos y mares. Todas ellas suman un territorio aproximado de 1.142 millones de km cuadrados que, agregado al territorio marítimo, equivale a cerca de 2.070 millones de km cuadrados.

Esa realidad y la existencia de más de cuatro millones de colombianos que residen en el exterior, constituye una verdadera fortaleza para Colombia que todo Presidente de la República, sea de derecha, centro o de izquierda, debe saber interpretar a fin de gobernar mejor.

Teniendo en cuenta esa diversidad, sería conveniente que el Presidente Petro desarrollara una política de presupuesto participativo con los actuales gobernadores de los departamentos, los alcaldes municipales y voceros de la población urbana y rural. Esa política democrática es la que lo distinguiría de anteriores gobiernos en Colombia, tanto a nivel nacional, regional o local. Eso permitiría al Presidente de la República y su equipo de gobierno, reunirse con el gobernador de un departamento, sus alcaldes municipales y voceros representativos de la población urbana y rural, y lograr definir los programas de gobierno y obras más importantes a realizar bajo la figura de que ‘todos ponen’. Y de esa manera, triplicar los recursos y los mecanismos en inversiones dirigidas a mejorar los servicios de salud, agua potable, seguridad alimentaria, educación, deporte, recreación y desarrollo de vías de comunicación, entre otros.

A fin de cuentas, el concepto auténtico y último de democracia se sustenta en la distribución o redistribución del poder y la riqueza entre toda la población y no un sumatorio infinito, y muchas veces enrevesado de leyes, que puedan entorpecer o lesionar ese concepto.

Lo anterior significa ceder soberanía y aceptar gobernar horizontalmente con los gobiernos regionales, locales y las comunidades urbanas y rurales. En otras palabras, evitar la política del ordeño y mando que tanto daño le ha hecho a la democracia en Colombia como en otros países del mundo.

La clave de gobernar conjuntamente es dialogar sabiendo decir Sí a lo que se puede cumplir y No a lo que no se puede cumplir, pero ante todo firmando actas de compromisos recíprocos, donde queden plasmadas las fechas de cumplimiento de cada uno de los compromisos asumidos por los participantes, entre ellos los voceros de las comunidades rurales de regiones donde tienen presencia diversos grupos armados ilegales.

Quisiera señalar que personalmente esas ideas las desarrollé en los 42 municipios del Valle del Cauca, cuando fui gobernador de ese departamento del 2004 al 2007, invitando siempre en la mayoría de los casos a voceros del gobierno nacional y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.

Estoy seguro de que en los próximos dos años de gobierno que le faltan al Presidente Petro, si conjuntamente con los integrantes de su equipo de gobierno, escucha más y sin prevenciones políticas y sociales a los departamentos, municipios y población urbana y rural que vive en ellos, al final de su mandato en agosto de 2026, podrá presentar mejores resultados de gobierno y dejar huella como el tigre. De lo contrario, puede pasar que sea un gobierno más donde se habló de cambios que no llegaron y no marcaron diferencia positiva con anteriores gobiernos.

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