Columnistas
Las urgencias con la niñez
Conmueve que casi 9.000 niños hayan tenido que acudir a Medicina Legal en el último año por registrar lesiones considerables, y que 20.879 hayan registrado violencia sexual, es decir, 57 cada día.
La Alianza por la Niñez Colombiana ha dado a conocer una cifra aterradora: once millones de niños y adolescentes son pobres, es decir el 67% de ese sector de la población.
Ello significa que buena parte de nuestra juventud está creciendo en situación de extrema vulnerabilidad, pues la pobreza que la agobia hace que se desarrolle en medio de enormes afectaciones como la desnutrición, el marginamiento de la educación y de la salud, pero también como el narcotráfico, la delincuencia organizada, la subversión, la explotación de menores.
El mismo análisis nos dice, que de ese total, el 85% de niños y jóvenes manifiesta que recibe maltrato en sus hogares, representado en humillación, trato degradante y agresión física. Las cifras muestran que 634 niños al año son víctimas de homicidio, lo que promedia 12 casos por semana ¡Qué horror!
Pero también conmueve que casi 9.000 niños hayan tenido que acudir a Medicina Legal en el último año por registrar lesiones considerables, y que 20.879 hayan registrado violencia sexual, es decir, 57 cada día.
A todo esto, sumamos los miles de niños que se ven afectados por la violencia de los grupos alzados en armas, en donde se les obliga a desplazarse abruptamente, se les golpea de manera certera cuando sus hogares se ven violentados, y se les agrede criminalmente cuando se les obliga al reclutamiento en las filas de la subversión.
Y para completar, la estadística también señala que un 11% de los niños en Colombia sufren de desnutrición crónica, una afectación que los colocará en situación de inferioridad para el resto de sus vidas, pues un niño mal nutrido no estará en capacidad de desarrollar adecuadamente su cerebro, ni tampoco su condición física.
Bajar estas aterradoras cifras de la niñez colombiana, implica un compromiso muy grande entre los diferentes gobiernos, pues más allá de apoyar ciertas políticas que terminan siendo de bajo impacto, pensar en la población infantil y juvenil, resulta no solo una prioridad, sino una obligación irrefutable.
Poniendo las cosas en blanco y negro, sería bueno que los organismos gubernamentales se fijaran un compromiso en cifras, para derrotar este terrible flagelo que coloca a nuestro país en situación muy comprometedora frente a lo que debe ser el cuidado de sus niños, que representan además el futuro generacional del país.
En medio de grandes anuncios, de megaobras pendientes, de despilfarros lamentables y de tanta cosa innecesaria, o por lo menos no prioritaria, vale la pena centrarnos en atender este horrible escenario que están viviendo once millones de niños y jóvenes en Colombia.
Una auténtica emergencia que de ninguna manera puede ser indiferente.
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