Columnistas
Liberación o libertad
El ‘precio’ que se dice que pagó Venezuela por el señor Saab fue la liberación de 36 personas detenidas por dicho gobierno, entre ellas 12 estadounidenses.
El intercambio y liberación de prisioneros es una práctica que históricamente ha sido empleada en situaciones de conflictos armados y como parte de acuerdos diplomáticos, entendiéndose siempre como gestos de buena voluntad entre gobiernos enemigos. Es un tema complejo y las opiniones sobre su ética y efectividad tienen múltiples matices.
Con el supuesto propósito de ayudar a generar un ambiente de mayor competencia y libertad para las elecciones de 2024 en Venezuela, en días pasados la administración del presidente Joe Biden libero´ al señor Álex Saab, conocido como el supuesto testaferro de Nicolás Maduro, detenido hace un poco más de tres años en Cabo Verde y posteriormente extraditado a los Estados Unidos. Esta inesperada decisión ha generado una compleja controversia al interior del gobierno y de la sociedad norteamericana; por supuesto, también en varios países del mundo, en los que su ambiente político se encuentra ahora bastante polarizado.
Muchos norteamericanos no conocen a fondo, ni están interesados en la situación venezolana y no creen que con este acto, su presidente desee realmente mantener un compromiso para propiciar elecciones libres en Venezuela. Por el contrario, sienten vergüenza que su país lleve a cabo negociaciones con un supuesto dictador.
El ‘precio’ que se dice que pagó Venezuela por el señor Saab fue la liberación de 36 personas detenidas por dicho gobierno, entre ellas 12 estadounidenses.
¿Por qué el valor de la libertad de un solo individuo sindicado, supuestamente por varios delitos relacionados con el narcotráfico, flagelo que afecta al mundo entero, es equivalente al de 36 personas privadas de su libertad por un gobierno que, aparentemente, es una democracia, pero que en el fondo se percibe más como una dictadura?
No es posible que una democracia genuina genere en un país lleno de riquezas, niveles exorbitantes de inflación y de pobreza por espacio de tantos años, acompañados del progresivo colapso de su sistema empresarial, de salud y de educación, que han llevado a más de 7 millones de venezolanos a emigrar a otros países en busca de una vida mejor.
Se corre el riesgo de caer en el inicio de un ciclo vicioso de liberar a un grupo de presos políticos del gobierno venezolano, para que posible y posteriormente decidan arrestar injustamente a nuevos opositores o incluso a ciudadanos norteamericanos. Esta actividad es conocida como “la puerta giratoria”. Liberar o canjear prisioneros que han cometido presuntos crímenes, no solamente en contra de los Estados Unidos, sino también en contra de la humanidad, apoyando supuestamente actividades conexas con el narcotráfico, es un pésimo ejemplo y puede inspirar a otros gobiernos a implementar estrategias similares.
Este tipo de situaciones podría más bien ayudar a colocar en riesgo la libertad en un largo plazo, uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad, tema que analizaremos a fondo y desde varias ópticas en la próxima columna.
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