La mujer despechada
A lo largo de la historia la mujer ha sido víctima de abusos e injusticias que generan rencores acumulados hasta que un buen día estallan y buscan venganza, sin calcular riesgos o consecuencias.
23 de mar de 2023, 11:35 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 03:06 a. m.
“Hell hath no fury like a woman scorned”. La frase, en antiguo ingles traduce “Ni el infierno tiene la furia de una mujer despechada”, fue falsamente atribuida a William Shakespeare. En realidad, fue sacada de una obra teatral de un tal William Congreve, traducida en todos los idiomas y convertida en proverbio de comprobada validez.
A lo largo de la historia la mujer ha sido víctima de abusos e injusticias que generan rencores acumulados hasta que un buen día estallan y buscan venganza, sin calcular riesgos o consecuencias. Últimamente el fenómeno ocurre con más frecuencia, como parte de un proceso de emancipación femenina, en acelerada marcha. Los ejemplos abundan.
Aquí mismo en Colombia observamos la furia de Daysuris Vásquez, quien acudió a los medios de comunicación para revelar los bochornos enbolsillamientos de dinero (en efectivo y por lo tanto sospechosos) de su exesposo Nicolás Petro (hijo de nuestro presidente) destinados a la campaña de su padre y que “nunca llegaron” ahí. Delito de suma gravedad que solo decidió denunciar cuando su esposo la dejo (“le dio la patada”, según la madre de Daysuris) y se relacionó con su amiga Laura Ojeda. En pocas palabras, lo hizo por doloroso despecho arriesgándose a las peores consecuencias. Entre otros el enorme daño al Gobierno y el clima de desconfianza a su alrededor que generaron sus revelaciones.
Otro ejemplo de mujer despechada, que busca venganza de un marido infiel, es la bella y talentosa barranquillera Shakira, quien cada día amanece con nuevos dardos en su contra. Y a su manera, es decir cantando y bailando como solo ella lo sabe hacer. En efecto desde que el exdefensor del Barcelona Gerard Piqué fue pillado en pleno romance con la joven Clara Chía, la furiosa Shakira ha sacado tres o cuatro canciones demoledoras en las que se desahoga y le dice de todo: que es un don nadie, un mantenido que solo le deja deudas y la suegra que vive al frente, que prefiere una mujer mediocre como él, que no la supo valorar, que ella es un Ferrari y un Rolex y su rival un Twingo y un Cassio.
En otras palabras, trapeó el piso con él y mató dos pájaros de un solo tiro: se vengó públicamente de la ofensa infligida y se llenó de dinero ya que sus canciones alusivas a la infidelidad resultaron éxitos mundiales, sin precedentes.
Otra mujer sorprendentemente vengativa y furiosa fue la Princesa Diana de Inglaterra, la famosa y venerada Lady D, que parecía tímida y reservada al comienzo de su matrimonio real, pero cambió totalmente a la hora de sacarse el clavo de la infidelidad de su esposo (en este entones Príncipe de Gales y ahora el rey Carlos III) con Camila Parker, una mujer mucho mayor que ella.
Diana y Carlos se casaron en 1981 en ceremonia suntuosa y enseguida ella hizo muchos esfuerzos para cumplir con sus compromisos con la realeza, como incansable trabajadora social para ayudar a enfermos, ancianos, niños, pobres etc... Y siempre muy elegante en el vestir. Un ícono. Entretanto, su esposo la engañaba hasta que ella estalló.
Confrontó a su rival en una recepción y confesó en entrevista televisada que eran “tres en ese matrimonio”. Y también se dio el lujo de exhibirse con múltiples amantes, sin importarle el escándalo desatado. Todo el mundo la admiraba y la quería. Pero ella se quejaba y le dolía que su marido el príncipe la hacía sentir “inadecuada, en todos los sentidos”. A su muerte en un accidente de carro en París acompañada de su último compañero, dejó un legado que perdura: la revelación de que la realeza británica no es tan inmaculada ni moral como se creía. Y que se podía hacer una buena labor humanitaria, sin haber nacido en la realeza...
Escribe para el país desde 1977 como columnista, por seis años como coordinadora de la revista Viajes y la revista dominical por unos seis meses. Nació en Egipto y se radicó en Cali desde finales de 1957.