Columnistas
Lo bueno, lo malo y lo extraordinario
Ya en las cotidianidades, la simpatía de caleños y caleñas, la calidad de la comida y la amabilidad de policías y guardas.
Termina la COP16, el evento más importante que se ha celebrado en Colombia. El balance no podría ser más positivo. El Alcalde, la Gestora Social y la Gobernadora del Valle están felices con lo logrado. El 24 de octubre en la Zona Verde hubo ingresos de hasta 11.712 personas por hora. Vinieron presidentes, ministros y el secretario general de la ONU, António Guterres, se hizo presente.
Se habilitaron escenarios en toda la ciudad, en las universidades del sur se presentaron documentales importantes. El 29 de octubre, en el campus de la Universidad Libre, hubo un evento que vale la pena destacar: el documental ‘La Resiliencia’, un trabajo investigativo sobre Sur América y el Caribe y esos procesos de biodiversidad, muchas veces desconocidos. Los autores Water Bear, compañía inglesa reconocida por haber sido en su momento ganadora del Oscar con su película ‘Mi amigo el Pulpo’. El documental versaba sobre las soluciones ingeniosas que dan las comunidades a la escasez de agua, y en otra parte la resiliencia que muestran las mujeres para salir adelante, una asociación de jóvenes chilenas, y la eco-aldea Nashira, con sus 88 mujeres empoderadas, implementando soluciones medioambientales como el reciclaje, la seguridad alimentaria y la energía solar, no solo para producir electricidad, sino también para extraer agua sin necesidad de usar recursos fósiles. Terminó el evento con un panel en el que estuvo presente Taliana Vargas, cuya participación fue importante pues ella ha trabajado con mujeres y entiende como la ética del cuidado es horizontal a las experiencias de las mujeres presentadas en el documental y como ellas son necesarias para hacer la paz y la reconciliación no solo en Cali, sino en Colombia.
Otro evento extraordinario en la Zona Azul fue la intervención de la niña de 9 años, Sara Díaz, como parte del día de las mujeres. Sara terminó con una petición, “desde mi pequeño corazón verde les pido que cuando regresen le digan sí a la vida”, y terminó diciendo que viva la mujer.
Ya en las cotidianidades, la simpatía de caleños y caleñas, la calidad de la comida y la amabilidad de policías y guardas, y no me lo van a creer, una amiga dejó su celular en un taxi desconocido y dos horas más tarde, el conductor, un joven de no más de 20 años, se lo devolvió, ¡Qué tal eso! También la ciudad lucía hermosa y tuvimos la suerte de que los guayacanes estaban florecidos.
Como siempre, uno que otro lunar, ¿de dónde sacaron pólvora? ¿Y qué tal la contaminación auditiva? Aquellos con oídos sensibles se asomaron a la Zona Verde y salieron despavoridos a refugiarse en las montañas con los pájaros y las mariposas. Algunas mujeres se sintieron excluidas, pues no las llamaron a redactar a la declaración de Inírida.
Ahora viene lo álgido, ¿cuántos recursos van a destinar los ministros de Hacienda al medio ambiente y a la biodiversidad? El Estado colombiano dice estar quebrado, amanecerá y veremos.
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