Columnistas
Locura y poder
La locura demencial del poder. Aquel poder destructor que toma forma particular en la realidad política de cada país.
El documental que Netflix recién estrenó llamado ‘Hitler y los nazis: la maldad a juicio’, resulta tan oportuno como impactante. Llama a la reflexión. Es la historia del ascenso y la caída de un Adolf Hitler obsesionado con una idea: “Hacer Alemania grande de nuevo” que inevitablemente trae a la mente el Make America great again que llevó a Trump a la Presidencia y que pude ponerlo a repetir.
La docu-serie, dirigida por el veterano documentalista Joe Berlinger, es una mezcla de recreación y videos testimoniales de gran valor histórico, como son las sesiones del Juicio a Numeremberg en noviembre de 1945, donde comparecieron al banquillo 24 oficiales nazis de alto rango. Allí estaba la cúpula que rodeo a Hitler, Goering, Hesse, Bormann, reducidos al mínimo, humillados, desnudos de poder, sin uniforme ni charreteras, pero incapaces de reconocer su responsabilidad. Sin brizna alguna de arrepentimiento, con cinismo bajaban la cabeza en un silencio cómplice.
Ya han perdido la consciencia, náufragos entre el bien y el mal, recibían sin vergüenza las acusaciones del fiscal norteamericano Robert Jackson, quien actuaba en representación de los países aliados. Implacable con las pruebas para configurar el delito de conspiración para cometer crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Este juicio, que trascendió fronteras, le dio origen al sistema penal internacional que hoy tiene en la mira a Netanyahu.
Son muchos los recursos que utiliza el director Berlinger para esta nueva versión de una vieja historia: Hitler, el Tercer Reich y el Holocausto. El periodista estadounidense William Shirer, testigo como corresponsal de guerra en su momento, es el narrador, quien a pesar de haber fallecido en 1993, gracias a la inteligencia artificial su voz recobra vida para recitar pasajes de sus numerosos reportajes de la guerra, y en ocasiones, se escucha su voz real en extractos de emisiones de radio.
Berlinger quiso retomar la tragedia del genocidio de la Segunda Guerra Mundial para recordar la amenaza que representa un hombre con un poder ilimitado, con obsesiones fijas, en este caso la de exterminar al pueblo judío y controlar el mundo. “Es el momento oportuno para volver a contar esta historia a las generaciones más jóvenes a la manera de un cuento con moraleja”, explica y añade: “En Estados Unidos, estamos en medio de nuestro propio ajuste de cuentas con la democracia, con el autoritarismo llamando a la puerta”.
El documental hace el recorrido, sin proponérselo, por la locura in crescendo de Hitler. La locura demencial del poder. Aquel poder destructor que toma forma particular en la realidad política de cada país. Aparecen en las seis horas, repartidos en seis partes, comportamientos tan reconocidos de fanatismo, ira incontenible, arbitrariedad, terquedad, impulsos vengativos, crueles y abusivos con los que nos topamos cotidianamente y que son aceptados socialmente. Aquellos en los que tanto insiste el psiquiatra Carlos Climent en sus escritos y de manera muy específica trata en su libro Locura Lúcida.
Se ve como la mente de Hitler, como la de tantos gobernantes en la historia, la van moldeando el poder, la ambición desbocada, hasta terminar convertidos en líderes capaces de conducir al abismo por su poder sobre las multitudes. Las comparaciones, lamentablemente, no siempre son odiosas.
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