Columnistas
Longevidad
Independientemente de la edad, la vejez saludable es un tema que interesa a todos.
Las razones por las cuales hay personas que viven más de 100 años son motivo de gran especulación. Las teorías principales pueden ser disímiles y las razones pueden ser sencillas, poco originales, o contradictorias.
Que el ejercicio físico aumenta la calidad de vida debería ser algo incontrovertible. Pero no lo es.
Algunas personas comentan, medio en serio, medio en broma: “Cada vez que me dan ganas de hacer ejercicio me siento… hasta que se me quitan”. O “Me la paso yendo a los entierros de mis amigos atletas que trotaron toda la vida”. A la gente le encanta escuchar, y hablar, acerca del pariente lejano que fue (o es) longevo a pesar de llevar una vida sedentaria, y que además fumó, bebió, o tuvo una vida desordenada.
De Javier Pereira, uno de los longevos más famosos de Colombia, se dice que tomaba mucho café y se fumaba un cigarro puro con frecuencia. Muchos aseguran que la longevidad de su pariente: “Se debe al trago que se tomó, al cigarrillo que se fumó y a la vida de rumba que duró hasta el día de su muerte. Siempre lo disfrutó y nunca le hicieron mella ni el trasnocho, ni los excesos”.
Estos casos, la mayoría sin mayor análisis, alimentan la errónea creencia popular que consumir alcohol y llevar una vida sedentaria no afectan para nada la calidad de la vida.
Anécdotas sorprendentes como las anteriores podrían llenar libros enteros. Pero es necesario entender cuáles son los factores científicamente comprobados que le permiten a la gente llegar saludable a una edad avanzada y a una longevidad grata.
Además de los trastornos cardiovasculares, la hipertensión, la diabetes II y el deterioro cognitivo, verdaderos jinetes del apocalipsis médico (con incuestionables raíces genéticas) existen tres factores controlables y sistemáticamente ignorados que pueden servir de contrapeso a los jinetes en mención:
El ejercicio físico diario y profesionalmente dirigido (realizado desde temprano hasta bien tarde en la vida) es el factor más definitivo para lograr una longevidad grata y saludable. Nunca es tarde para comenzar a practicarlo. El objetivo del ejercicio no es competir, ni ganar, ni hipertrofiar los músculos, sino simplemente poder caminar sin mayor dificultad al llegar a la vejez. Lo demás viene por añadidura.
El cuidado de la salud mental, la sempiterna cenicienta de la salud pública, sigue siendo irresponsablemente olvidado, a pesar de contribuir de manera importante a una vejez grata.
Los médicos se enfocan en los niveles sanguíneos de azúcar o de colesterol, pero no siempre son tan acuciosos con relación a los factores psicológicos, la vida emocional, el estrés, la depresión y la ansiedad crónicas tan comunes en muchos de sus pacientes. Ignorar estos factores puede contribuir gravemente al deterioro de la salud de mucha gente.
Las relaciones interpersonales cotidianas constructivas son definitivas para el equilibrio y el disfrute de la vida. La recomendación concreta es alejarse de las personas tóxicas pues agobian el alma, deterioran el cuerpo y envejecen prematuramente a quien se les acerque.