Columnistas
Los cuatro mosqueteros
Cali comienza, en medio de la polarización, a liderar la aventura, a devolver la ilusión, aunque sea inicialmente con necesarios maquillajes a la ciudad.
Los cuatro mosqueteros, como denomino a los alcaldes recién posesionados de las ciudades más importantes de Colombia, llegan a sus feudos fortalecidos con contundentes victorias electorales, representando un aire diferente al que se respira a nivel nacional, con ánimos de convocar, liderar y generar confianza.
También es cierto que les va a tocar bailar con la más fea; a algunos, como Cali y Medellín, con la nefasta herencia de administraciones dedicadas al lucro de funcionarios y familiares, con terribles tufillos de corrupción, y a otro en Bogotá, con una ciudad que ya no cree en nada ni en nadie. Y a todos, con la incertidumbre de si se podrá trabajar con el gobierno central.
Nadie mejor para encarar el lema de los mosqueteros que el alcalde barranquillero: “Todos para uno, uno para todos”. Ya lo aplicó en la Costa con la salvedad de Santa Marta y el Magdalena, bastión de la tribu Caicedo. Bien se sabe que Char es el que mejor sabe pedir para todos. Y esa presión al poder central llegará con mayores resultados con la unión, en temas fundamentales, de los cuatro Mosqueteros. Char ha demostrado que conoce como mandaba Luis XIII.
El barranquillero arranca despegado del lote. Guste o no a algunos analistas y sin importar los escándalos políticos de su familia, en Barranquilla avalan su movimiento y se sienten orgullosos de la gestión de 12 años que lleva ejecutando en la ciudad y el departamento.
Cali comienza, en medio de la polarización, a liderar la aventura, a devolver la ilusión, aunque sea inicialmente con necesarios maquillajes a la ciudad. Eder es aire fresco que cuenta con el compromiso de empresarios, de gran parte de la ciudadanía que lo eligió y de los gremios locales, que se soportan en exitosas políticas sociales a nivel local. Políticas que son exportables como Compromiso Valle.
La ejecución de la política pública, basada en evidencias, como bien decía el candidato Juan Daniel Oviedo, permitirá el cruce de información de las cuatro administraciones para saber qué funciona y por qué línea de ejecución se debe actuar. Comparten problemas similares y enfrentan las mismas luchas: inseguridad, movilidad y pobreza. Juntos pueden lograr más soluciones que buscando la asistencia del Cardenal Richeliue en el Palacio de Nariño o de su asistente, Milady Sarabia.
Todo indica que habrá una fortaleza adicional en la dupla ciudad-región que se verá en Barranquilla-Atlántico, Medellín-Antioquia y Cali-Valle. Queda por saber si los antagonistas Galán-Rey serán capaces de montarse en el tren que lleva de la capital departamental a la región y viceversa. Este es un factor adicional para respaldar la gestión de las cuatro administraciones y una razón para darle mayor validez a la labor que podrán desarrollar, si quieren y se unen, los cuatro Mosqueteros.
La pobreza, el último factor mencionado en los problemas comunes parece algo alejado de las políticas, pero es real y cada vez preocupa más. Veremos qué proponen los planes de desarrollo. Lo que no dudamos es que de la gestión de estos alcaldes, en solo 18 meses, dependerá el futuro electoral del país. Ellos en un 75% representan el cambio que se espera en sus ciudades. Y digo 75% pues Char sobresale del lote y ya demostró de lo que es capaz. A los demás, incluido Fico, les toca demostrarlo. Cambiando e innovando. Convocando.
Ahora bien, lo que sucede es que la palabra cambio en la Colombia actual solo encarna, para mal, la génesis del actual gobierno. Y hoy un 67% la rechaza. Rechaza “el cambio” que no se ha dado y parece no se va a dar. Con la palabra cambio hubo negligencia, tanto en su uso como en su gestión.
Por lo a anterior deben ser muy cuidadosos los Mosqueteros en lograr una inmediata transformación o al menos en demostrar en el corto plazo que han encontrado el Norte que tanto necesitan sus ciudades. Si no hay un real cambio y transformación en año y medio -ya en plena campaña presidencial-, servirán y serán usados como carne de cañón.
Por el bien de Colombia, los cuatro tienen todo para demostrar de qué están hechos. “Todos para uno, uno para todos”.
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