Columnistas
Los nuevos 30
Hoy, las mujeres a los 50 no están dispuestas a renunciar a su esencia, lo dan todo por quienes aman; no tienen prisa, pero sí ganas de devorar cada instante...
Como en una especie de elogio al esplendor que viven hoy mujeres icónicas del universo mediático, que a su vez inspiran a miles de seguidoras que transitan por la misma edad, ha surgido un poderoso eslogan, en torno a lo que significa para ellas transitar la quinta década.
Si bien, los prejuicios sobre las huellas que el paso del tiempo va dejando en sus cuerpos se mantienen, por fortuna, cada vez con más rechazo, aquello de que los 50 son los nuevos 30 se ha convertido en un mantra, que aparece una y otra vez en el discurso personal y público, evocando también el nombre de una película, que narra la vida de una mujer a esa altura del camino.
A diario aparecen en redes sociales divas orgullosas, exhibiendo ese encanto que las habita en sus 50 años, con el desparpajo y diversión que les da la experiencia. También aparecen frases retadoras de quienes se resistieron al bisturí, diciendo por qué la estigmatizada adultez femenina no les asusta; o, mejor aún, que su decisión está atravesada por el derecho a hacerse mayores, sin las cargas que implica el señalamiento y la comparación con lo que fueron.
Tenemos una tendencia al juicio etario, facilista y frívolo, y al sucumbir al escrutinio en el que surgen opiniones y preconceptos que dicen mucho de lo que se lleva por dentro. A pensar que si se hacen algo para verse jóvenes es terrible, y si no lo hacen, también, cuando al final esa es una decisión tan personal como respetable, así no nos guste.
Más allá de eso, en lo que vale la pena detenerse es en esa energía que emanan, cuando han avanzado una gran parte de sus vidas y llegan al quinto piso vitales y experimentadas, resueltas y arrolladoras, dispuestas a decir lo que piensan, so pena de no ser populares, y sobre todo, tremendamente místicas y humanas; son valientes, resistentes, resilientes.
Saben lo que quieren y lo que no; sus conversaciones están llenas de contenido, de musicalidad, de vivencias, de sinceridad. Y el fantasma de percibirse inferiores por su edad es, para muchas, cosa del pasado. Hoy, las mujeres a los 50 no están dispuestas a renunciar a su esencia, lo dan todo por quienes aman; no tienen prisa, pero sí ganas de devorar cada instante; son emotivas, reflexivas, se entregan por completo; abrazan con el alma y exorcizan sus dolores, quizás de una manera más lenta que en otras décadas, pero con la absoluta certeza de que saldrán bien libradas.
Los símbolos de mujeres exitosas a su edad las motivan, pero más que compararse con ellas, lo que se queda en su memoria es el sentirse identificadas con ese bouquet exquisito que las hace dueñas de sí, poderosas, sabias, selectivas; lo suyo no es cantidad, sino calidad.
Si bien, la frase de los 50 son los nuevos 30, reivindicando lo ‘fantabulosas’ que suelen ser muchas pareciera ser un cliché mercantil, lo cierto es que detrás hay todo un movimiento auténtico, de quienes se identifican no solo con las que están bajo los reflectores, sino también con las mujeres que día a día se levantan a trabajar por los suyos; con las que cuidan y son el bastión de sus familias; con las que forjan la personalidad de los adolescentes y adultos jóvenes, que alguna vez tuvieron en sus vientres; con las que acompañan en los días llenos de luz y también en los grises; con las que entregan sin reservas su amistad, su amor.
Si te topas con una de ellas, disfrútala, déjate llevar. Y si eres una de ellas, siente la grandeza que contienes, porque contigo sí que va aquello de que el vino mejora con los años, y que los buenos vinos se toman en la intimidad y con quienes en definitiva lo sabrán apreciar. @pagope
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