Luz Adriana, comunique

En la reciente sesión de la Comisión Legal para la Equidad de la Mujer del Congreso de la República, la fiscal general de la Nación, Luz Adriana Camargo, fue dura pero injustamente atacada de “irresponsable” por proponer la aplicación de principios de oportunidad para casos de violencia intrafamiliar “leves”.

Fue injusto porque el planteamiento de la Fiscal fue mucho más completo y pragmático, sin desconocer la gravedad de la violencia intrafamiliar como delito. Pero expresa las dificultades de comunicar que se viene señalando a la actual Fiscalía General, que informa reactivamente y no estratégicamente. Por eso su mensaje quedó diluido en los adjetivos que usó y en el ataque personal de la congresista.

El principal planteamiento de la fiscal era otro: que la hipótesis de investigación de todo caso de muerte violenta de una mujer sería el feminicidio. Una afirmación de una trascendencia enorme frente a la misión de la Fiscalía de ejercer la acción penal e investigar los delitos cometidos. Quiere decir que los esfuerzos de investigación pasan de la abstracción o de una hipótesis concreta que es la esencia de la muerte de mujeres en el contexto de la violencia intrafamiliar. Las hipótesis son enunciados que se constatan o se refutan y bien puede quedar descartado que una muerte sea feminicidio, lo significativo es que, frente a un problema agudo en la sociedad, haya una decisión institucional orientada a investigar primigeniamente el feminicidio.

Una investigación así orientada puede arrojar luces sobre la forma de funcionamiento de otros mecanismos de prevención cuya responsabilidad no es de la fiscalía, pero que indudablemente deben ser valorados si el enfoque inicial es el feminicidio, como las casas de refugio y las alertas tempranas. Información útil para hacer ajustes en otras instituciones.

A la Fiscal también le cobraron haberse referido al principio de oportunidad para violencias “leves”. Su planteamiento ahí también fue anulado por el agresivo ataque de la congresista que anunció una cruzada para evitar que ese mecanismo, actualmente en uso, haga parte de la reforma a la justicia.

Lo que dijo Camargo es que “hay casos de violencia intrafamiliar donde las formas de violencia son leves que no queremos que escalen hacia violencias graves que pueden concluir en un feminicidio”, y que se trata de principios de oportunidad “temporales y no definitivos, que nos permitan monitorear cómo avanzan estos compromisos que hace el agresor y que permitan reconstruir el tejido social”.

En esta idea emergen dos conceptos centrales en un sistema penal. Por un lado, que la evolución de ciertos patrones criminales puede ser detenida, que la violencia intrafamiliar es prevenible y puede ser desescalada desde las estrategias del proceso penal, como los principios de oportunidad progresivos y verificables.

Por otro lado, es que la familia afectada por la violencia puede ser reconstruida con acciones orientadas a ese fin, porque una reacción penal enfocada solo a al confinamiento puede causar un daño mayor y estar por fuera del interés y las necesidades de las víctimas, excluido el síndrome de adaptación al abuso, que debe hacer parte de la valoración dentro del principio de oportunidad. Obviamente reconoce la diversidad y complejidad de las manifestaciones de la violencia intrafamiliar.

Hay mucho fondo en estos planteamientos de Luz Adriana Camargo: sobre la justicia premial, la función de la pena, el sistema de investigación y la justicia como rama del poder público, que vale la pena que sean considerados en un debate ilustrado de reforma a la justicia. Lo absurdo sería sepultarlos en la réplica que aprovechó los defectos de la forma de comunicar de la fiscal, que debe corregir.