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Irán vs. Estados Unidos

Otro round más estalló estos días entre Irán y Estados Unidos en un match que completa 40 años, desde aquellos aciagos días en que los flamantes revolucionarios que pocos días antes habían derrocado...

25 de junio de 2019 Por: Marcos Peckel

Otro round más estalló estos días entre Irán y Estados Unidos en un match que completa 40 años, desde aquellos aciagos días en que los flamantes revolucionarios que pocos días antes habían derrocado al régimen del Sha, tomaron como rehenes durante 444 días a 66 funcionarios de la Embajada americana en Teherán.

Las relaciones entre los dos países nunca se restablecieron, por el contrario, los desencuentros han sido numerosos, desde el apoyo que le brindó Estados Unidos a Iraq en su guerra de 8 años con Irán, siguiendo con la inclusión de los persas en el ‘eje del mal’ de George W. Bush, hasta las sanciones instigadas por Estados Unidos, que impuso la comunidad internacional a Teherán por su programa nuclear.

Paradójicamente han sido las erráticas políticas americanas en Oriente Medio, especialmente la calamitosa invasión a Iraq en 2003, las que han beneficiado de manera decisiva a Irán. Tras la caída de Sadam Hussein, su enemigo acérrimo, Irán comenzó su ascenso a potencia regional, aceleró su programa nuclear orientado a la producción de armas atómicas y con sus proxis estableció ‘cabezas de playa’ en el mundo árabe sunita.

Tras años de sufrir fuertes sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad, en 2015 se firma el acuerdo nuclear entre Irán y el P5+1, -Jcpoa- el cual suscitó inmediata oposición en países de la región que se sienten amenazados por los Ayatolas, principalmente Israel, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes. El acuerdo fue aprobado por una mínima diferencia en el Congreso de Estados Unidos con una férrea oposición de los republicanos y durante su campaña presidencial Donald Trump había anunciado que se retiraría del Jcpoa.

La principal crítica al acuerdo es la temporalidad. Se fijan periodos de 10 y 15 años durante los cuales se le imponen a Irán límites al proceso de enriquecimiento de Uranio y almacenamiento del mismo, al término de los cuales, estos prescriben y Teherán podría reanudar su carrera hacia la bomba. El desarrollo misilístico persa acelerado en los últimos años, no está restringido por el acuerdo y constituye uno de los puntos de mayor preocupación.

La coyuntura actual surge de la confluencia de varios factores que han creado una situación explosiva alrededor de Irán en la región.

La guerra en Siria, en la cual Irán intervino de manera directa a favor de Bashar al Assad movilizando miles de combatientes de su Guardia Revolucionaria y milicias de mercenarios shiitas quienes aún permanecen en territorio sirio y son percibidos como una amenaza existencial por Israel. La guerra en Yemen entre los rebeldes houties, aliados y apoyados por Irán y Arabia Saudita que tiene sumido al más pobre de los países árabes en una catástrofe humanitaria. La ‘iranización’ de Iraq, el mayor fracaso de la invasión americana y el dominio de Hezbollah, testaferro de Irán, en Líbano completan el panorama de la política intervencionista de Irán en el mundo árabe.

En ese complejo entorno el puntillazo lo asestó el presidente Trump hace poco más de un año cuando anunció el retiro de Estados Unidos del Jcpoa y la imposición de nuevas sanciones a Irán lo que incluye impedir que cualquier país mantenga negocios o comercio con Teherán, lo que ha causado un cuasi colapso de la economía. La respuesta de Irán, lejos de capitular, ha sido provocar enfrentamientos mesurados en la región para quizás, acrecentando un ambiente de crisis, lograr una negociación directa con Estados Unidos. Sin embargo, es un juego peligroso donde cualquier chispa puede incendiar la pradera toda.

Sigue en Twitter @marcospeckel

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