Opinión
Más ladrillos para los Brics
Geográfica y demográficamente, el ampliado Brics tiene peso: 46% de la población y 30% del PIB mundial, y 32% del territorio del globo.
En su reciente cumbre en Suráfrica, el grupo de los Brics tomó la determinación de agregar seis nuevos miembros al club fundado en 2008 por Bric – Brasil, Rusia, India y China, al que se agregó la S de Sudáfrica en 2010, teniendo así el bloque un pie en cada uno de los cinco continentes. Los nuevos socios traen consigo una pesada carga, por lo cual podría suceder que más es menos cuando se trata de construir un grupo cohesionado, con un horizonte claro hacia el cual remar.
Argentina con su perenne disfuncionalidad macroeconómica, escenificada en recurrentes crisis de deuda, devaluaciones masivas, inflación desbordada y medicinas sacadas del baúl de los populismos, cada una peor que la anterior. Irán, acusado por su compañero gaucho de ingreso de responsabilidad en el atentado terrorista a la Amia, sede de la comunidad judía argentina en 1994, sancionado internacionalmente por su programa nuclear y en guerra contra sus mujeres por las restricciones a la libertad.
Etiopia, un país de bajos ingresos con una larga historia de independencia y también de secesiones, que sufrió entre 2020 y 2022 una cruenta guerra civil en la región de Tigray, suspendida, por ahora, gracias a una frágil tregua que dejó centenares de miles de muertos, millones de desplazados, violaciones masivas de mujeres y niñas y hambruna.
Los otros tres futuros miembros de los Brics son países árabes, aliados de Occidente y con estrecha cooperación de seguridad con Estados Unidos. Dos monarquías, Arabia Saudita y Emiratos Árabes, traen consigo gran riqueza producto de los hidrocarburos. El tercero, Egipto, el más poblado de los países árabes, gobernado por militares desde los años 50 del siglo anterior, con un muy breve interregno de un año durante la primavera árabe.
Geográfica y demográficamente, el ampliado Brics tiene peso: 46% de la población y 30% del PIB mundial, y 32% del territorio del globo.
Más allá de tratar de crear un contrapeso económico a Bretton Woods, el orden financiero establecido tras la segunda guerra mundial, con sus dos adalides: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y el dólar como moneda de cambio, y uno geopolítico al G7, no es clara la meta de los Brics con su ampliación. Quizás en el imaginario la meta es crear un bloque atractivo para el llamado ‘Sur Global’, una burbuja geopolítica similar a los no alineados de antaño, que tras un ruidoso comienzo, nunca lograron mayor cosa más allá de convertirse en dispensador de clientelismo diplomático internacional. Una treintena de países hacen cola para ser admitidos en los Brics.
India y China, las grandes anclas del grupo, el primero una democracia amiga de Occidente, el segundo una dictadura enfrentada a sus otrora socios occidentales, son fuertes competidores geopolíticos, económicos y tecnológicos y mantienen un irresuelto conflicto fronterizo. Brasil busca escenarios diplomáticos amables como los Brics para tratar de proyectar el poder que nunca logró en su entorno geográfico natural de América Latina. Uno de los pocos logros de los Brics ha sido el Nuevo Banco de Desarrollo, establecido en 2015 para financiar proyectos de infraestructura con China como gran aportante. Por lo demás, los Brics sufren de serias divergencias internas, económicas y políticas, y desde hace un año el bloque se ha convertido en refugio geopolítico de una Rusia en guerra, agresora, sancionada, aislada de Occidente y con su presidente con una orden de captura por la Corte Penal Internacional.
Sin duda, la anunciada ampliación le da oxígeno a los Brics. La pregunta es si este les dará respiro para encontrar un camino en el turbulento entorno geopolítico multilateral o si los ahogará.
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