Me da miedo vender a Colombia

Esta frase la expresó en días pasados nuestra corresponsal de Oye Cali en Madrid, refiriéndose al turismo que desde la madre patria y hace varias décadas ha traído a nuestro país a través de su muy reputada agencia de turismo.

Especializada entre otras cosas en atraer visitantes para nuestro país, con mucho éxito, ha advertido que en el último año las reservaciones le han disminuido considerablemente. Primero porque venir a Colombia parece ya no estar en el radar de su clientela -personas adultas con una gran capacidad adquisitiva que antes se maravillaban con nuestro país y hasta repetían visitas-, y segundo, porque a ella le da miedo recomendar, que vengan a su tierra que tanto ama.

Es innegable, no solo la percepción de inseguridad que aumenta de manera creciente, sino también lo que cada día vemos por todos los noticieros regionales y nacionales en los que no falta en ninguna de sus emisiones noticias y relatos de personas de todas las clases sociales que han sido atracadas de día y de noche en los sitios menos pensados.

Y si a esto le sumamos experiencias propias que tampoco faltan en todas las reuniones, concluimos que no se trata de un decir y de hablar mal de nuestra patria. La inseguridad ya sobrepasó esa sensación y es una realidad londa y lironda.

Me da mucha pena con quienes promueven y viven del turismo, y luchan y luchan por atraer visitantes e incluso muestran cifras de incremento de visitantes, pero no podemos seguir ocultando esta realidad: Colombia está perdiendo el año por culpa de la violencia, la falta de policías y la actitud de los delincuentes, a quienes les importa un bledo atracar y matar si es el caso.

Por ejemplo, a este pajarraco el martes pasado le astillaron el retrovisor de su pichirilo en una calle colindante con la sede de la Policía. La reacción inicial hubiera sido apearse el vehículo para enfrentar al agresor, pero como uno ya está toreado en varios ruedos, tuve que seguir la marcha porque se trataba de una trampa ‘ni en se sabe’ para qué y eran las once de la mañana.

Me dirán que los restaurantes y los rumbeaderos están a reventar sobre todo los fines de semana, que ahora arrancan los juernes, que la hotelera ha repuntado favorablemente, que San Andrés y la costa, así como el Eje Cafetero reportan taquilla alegre y que columnas como esta le hacen daño a la industria sin chimeneas.

Pero es que los hechos son tajantes. Por ejemplo, no hay fin de semana en que no se roben un vehículo en Granada, en el Parque del Perro o en Pance; y uno cree que son hechos aislados.

Pues no es así: el robo de carros y hasta camionetas de alta gama va en ascenso y las cifras que nos muestran están maquilladas.

Solución: aumentar la presencia preventiva de las fuerzas armadas, realizar redadas permanentes, pararle más bolas al tema de inteligencia, aumentar las cámaras y que estas funcionen (y no con lo que hemos venido a saber que muchas jamás funcionaron y se perdieron miles de millones de pesos) y por sobre todo que haya más policías sinónimo de autoridad.

“Me da miedo vender a Colombia” es un testimonio desgarradoramente doloroso de una persona que no se atreve a recomendar venir a su país, como antes, pensando que algo malo suceda con sus clientes y como cada quien es dueño de su propio miedo, ¿qué podemos hacer?