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Movimiento, espacio, tiempo

Y la gran diferencia entre danza y arquitectura, es que mientras las representaciones de la primera son siempre temporales, las consecuencias de la segunda son permanentes

9 de enero de 2025 Por: Benjamin Barney Caldas
Benjamin Barney Caldas
Benjamin Barney Caldas | Foto: El País

Estas tres palabras, que invocan el universo profundo, surgieron espontáneamente en una grata conversación, de las varias de fin de año acompañadas de ricas comidas y bebidas, cuando Gloria Castro, bailarina de ballet clásico y fundadora Incolballet, recordó que la danza y la arquitectura se relacionaban. Y el hecho escueto es que tienen que ver con el movimiento en el espacio durante un tiempo dado; movimiento que es cuando un cuerpo deja el espacio que ocupa y pasa a ocupar otro; espacio que es por donde se mueve o está quieto ese cuerpo; y tiempo es la duración que le requiere algún movimiento.

Si la danza es el arte de mover el cuerpo durante un tiempo, la arquitectura es el arte de crear espacios para protegerlo, en los que el cuerpo se mueve todo el tiempo, llevado por ella a percibir emociones, principalmente con la vista, igual que en la danza. Pero también con el oído y el tacto, aunque de maneras diferentes en cada una, pues mientras que la música usualmente acompaña a la danza, en la arquitectura solo se producen sutiles sonidos; y mientras los bailarines ‘tocan’ con sus movimientos, se ‘toca’ los edificios al mirarlos y por supuesto al caminar por ellos y tocar sus puertas y ventanas y muebles.

Ya Leonardo Da Vinci (Anchiano 1452-1519 Amboise) afirmó que “arquitectura y cuerpo humano están íntimamente relacionados; la danza busca el movimiento del cuerpo a través del espacio, la arquitectura busca crear este espacio, ordenando y jerarquizado en una composición espacial”. La coreografía indica cómo el cuerpo debe realizar la danza, igual que el proyecto arquitectónico lo hace con respecto a la edificación a construir; y tanto la coreografía como el proyecto demandan diversas técnicas para su composición; y por supuesto son precisas otras cuantas para danzar y aún más para construir.

La danza, dice el diccionario, es el arte de bailar; bailar es la acción de ejecutar movimientos acompasados con el cuerpo, brazos y pies; y baile es cada una de las maneras de bailar, sujetas a una pauta. Y la arquitectura es el arte de inducir, a quien circula por una edificación, a hacerlo mediante movimientos acompasados con el cuerpo, y de una cierta manera sujeta a una pauta según la función de cada uno de sus espacios y el tiempo de permanencia en ellos, lo que determina su construcción y finalmente su forma, la que en la danza cambia rápido mientras que en la arquitectura lo hace lentamente al recorrerla.

Y la gran diferencia entre danza y arquitectura, es que mientras las representaciones de la primera son siempre temporales, las consecuencias de la segunda son permanentes; una danza mal concebida no se repite, y si es mal ejecutada se puede mejorar; mientras que las edificaciones mal proyectadas o mal construidas, y peor las dos, suelen permanecer mucho tiempo, afectando a todos a los que les toca verlas. Y queda el interrogante de si existe una clara correlación entre la historia de la arquitectura y la de la danza, como sí la hay entre la danza y la arquitectura modernas, como también en su posterior vulgarización.

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